En un pestañear
“Pero quiero que conozcan el designio secreto de Dios: No todos moriremos, pero todos seremos transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene el último toque de trompeta. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados para no volver a morir. Y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:51, 52).
Para limpiar y humedecer los ojos, un adulto parpadea, en promedio, 24 veces por minuto. Cada parpadeo dura décimas de segundo. Ocurre tan rápido y con tanta frecuencia que apenas nos damos cuenta. Además, estudios indican que 50 milisegundos antes de que parpadeemos el cerebro “apaga” nuestros ojos porque sabe que, con los ojos cerrados, es imposible transmitir información visual. Por eso, justo antes de parpadear, nuestro ojo recibe este descanso.
El versículo de hoy revela algo increíble que sucederá al regreso de Jesús. La Biblia dice que todos los salvos, los que estarán vivos y los que han muerto con Jesús en su corazón, verán sus cuerpos completamente transformados por Dios. Lo sorprendente es que sucederá tan rápido que casi no podremos notarlo. El tiempo para recibir un nuevo cuerpo será el mismo que se tarda en abrir y cerrar los ojos.
Imagina tener un cuerpo nuevo que no sienta dolor, no se enferme, no tenga imperfecciones ni marcas de pecado. ¡Será bueno por demás! Será muy rápido, valdrá mucho la pena. Puedes pasar por esa experiencia. Entonces, lo mejor que puedes hacer es prepararte.