Como evitar la muerte espiritual
«Yo sé todo lo que haces, y sé que estás muerto aunque tienes fama de estar vivo. Despiértate y refuerza las cosas que todavía quedan, pero que ya están a punto de morir» (Apocalipsis 3: 1, 2).
Hacia finales de 1860 un ballenero que estaba navegando cerca de las islas Shetland del Sur en las proximidades de la costa de la Antártida pasó por circunstancias muy especiales. Un gran témpano que se encontraba en las inmediaciones de repente se partió en dos con un fragor semejante al de un trueno, y dejó al descubierto el barco más extraño que los marineros jamás hubieran visto. Estaba literalmente recubierto de hielo, sus puentes y cordajes en desorden, lo que quedaba de las velas estaba hecho trizas, pero el casco estaba relativamente intacto.
El extraño barco resultó ser la goleta Jenny. Había desaparecido treinta y siete años antes sin dejar rastro en medio de una tormenta en el Antártico. El capitán Brighton, del ballenero, la abordó con algunos de sus marineros y se encontró frente a una escena sumamente extraña. La tripulación de la Jenny estaba perfectamente preservada y parecían estatuas congeladas. El cuerpo sin vida del capitán estaba sentado frente al escritorio, con la pluma en la mano, como si estuviera a punto de escribir una bitácora. Después de tomar la bitácora, Brighton ordenó que el barco fuera hundido para evitar que se convirtiera en un peligro para otras embarcaciones.
¿Quién no ha oído hablar de miembros de iglesia que aparentemente eran genuinos cristianos, con cargos de responsabilidad en la iglesia, y que de repente perdieron la fe? Recuerdo un caso de estos. Sucedió hace algunos años. Se trataba de un evangelista de éxito que había ganado muchas almas para la iglesia. Pero durante mucho tiempo había vivido secretamente en adulterio. Cuando su caso salió a la luz pública, reconoció que por años enteros no había tenido devoción personal. Parecía estar vivo espiritualmente y gozar de la bendición de Dios, cuando en realidad era un cadáver espiritual.
Y tú ¿cómo puedes evitar esta tragedia? Dedica diariamente tiempo a estudiar la Biblia, habla con Dios como con un amigo y siempre que puedas comparte tu fe con otros. Haciendo esto no solo te salvarás a ti mismo, sino que ganarás a otros para Jesús.