El Señor es la paz
«Entonces Gedeón construyó allí un altar en honor del Señor, y lo llamó “el Señor es la paz”». Jueces 6: 24
Josué, el gran líder, había muerto. Ya la tierra prometida había sido conquistada y repartida entre las tribus. Al asentarse en sus tierras, el pueblo se había olvidado de Dios y de su compromiso con él. La nación entra en un periodo de anarquía espiritual y política. No hay unidad nacional, no hay un gobierno central y tampoco adoración unificada. Se olvidaron de Dios y, como resultado, sucumbieron ante la religión y el dominio de los pueblos circundantes. La nueva generación había olvidado el propósito de su existencia como nación.
Al entregarse a la idolatría, perdieron la paz, la prosperidad y la libertad que se había comprado con la sangre derramada por sus padres en las cruentas batallas. Cada uno hacía lo que bien le parecía. Había una cadena intermitente de liberación y apostasía. El precio por pagar era grande: pérdida de la paz personal, familiar, social e incluso material. Hubo un retroceso inusitado, porque las naciones circundantes los atacan, abusan, los despojan y, de esa manera, comenzaron a perder el territorio conquistado.
Es en ese marco que el ángel del Señor se le aparee a Gedeón y le ofrece liberación. Lo que me llama la atención de este relato es que una vez que Gedeón logra la seguridad de la promesa divina, levanta un altar y le pone por nombre «el Señor es la paz». Al ponerle este nombre al altar, Gedeón está expresando la más sentida necesidad de la nación: paz, seguridad, estabilidad. La palabra «paz», en hebreo shalom, tiene un amplio significado, pero en esencia denota: armonía de relaciones, reconciliación basada en una transacción completa, pago de una deuda, satisfacción integral. La paz es el más profundo deseo y necesidad del corazón humano. Representa la mayor medida de contentamiento y satisfacción en la vida.
Los muchos significados de la palabra indican que toda bendición temporal y espiritual está incluida en la restauración del hombre al estado de paz que se perdió en el Edén debido a la caída.
El Señor es la fuente perfecta de paz para la humanidad, él es la paz. Y @Dios mismo te dice hoy: «Si tu corazón busca paz, ven a mí y la hallarás».