Domingo 02 de Abril de 2023 | Matutina para Adultos | “Antes que clamen, yo responderé”

“Antes que clamen, yo responderé”

“Antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído” (Isaías 65:24).

La tecnología ha invadido todos los rincones del planeta. Es muy probable que la mayoría de nosotros, sin importar en qué parte del mundo vivamos ni cuál sea nuestro salario, tengamos un teléfono inteligente y quizá hayamos sido víctimas del ninguneo. El “ninguneo” es el acto de ignorar a una persona por prestar toda la atención al teléfono. Así que seguramente, en lo que al ninguneo se refiere, o hemos sido sus víctimas o hemos sido los victimarios.

De acuerdo con una investigación realizada por las profesoras Jennifer Samp y Juhyung Sun, el ninguneo tiene que ver con nuestra personalidad. Tras haber analizado la conducta de casi quinientos estudiantes universitarios, estas profesoras llegaron a la conclusión de que “los deprimidos, los socialmente ansiosos y los neuróticos son los más propensos a ningunear” a otros. Dice Samp que debido a nuestra inseguridad y a nuestros altos niveles de ansiedad, a menudo procuramos “el apoyo de una comunidad y ahí es donde entra en juego el teléfono”.⁶⁵

Creo que nadie duda de lo útil que nos resulta el teléfono; pero si de verdad deseamos conseguir la empatía y la atención que requiere nuestra agobiada alma, en lugar de extasiarnos con el celular deberíamos acudir ante la presencia de Dios; él nos ayudará con esos sentimientos difíciles de tristeza, ansiedad e inseguridad social. El Señor siempre estará listo para atender nuestro clamor.

Si hubo alguien que pasó por momentos de inseguridad y ansiedad ese fue el salmista; sin embargo, su experiencia ha de ser una permanente fuente de motivación para que tengamos consciencia de quién está siempre listo para ayudarnos. Dice el salmista: “En mi angustia llamé al Señor, y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos” (Sal. 18:6, JBS).

Nuestro Padre nunca nos aplicará el ninguneo. Su promesa sigue siendo esta: “Antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído” (Isa. 65:24). En tanto que otros nos ignoran, relegan nuestra presencia a un segundo plano o no muestran el más mínimo interés en nuestra situación, el Dios del cielo espera con gran expectación que decidamos tener una conversación franca y abierta con él.

Ahora mismo espera nuestra llamada, y no nos dejará esperando; de hecho, ya tiene la respuesta a nuestra petición. Él no ningunea a nadie.

65 Sara Novak, “Do you phub? Ignoring friends for your phone is linked to personality”, New Scientist (13 de agosto de 2021).

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