Domingo 09 de Enero de 2022 | Matutina para Jóvenes | Al César lo que es de César

Al César lo que es de César

«Den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece a Dios». Marcos 12:17, NTV

Las autoridades fiscales aumentan cada día más sus controles: evitar la evasión de impuestos y para que las instituciones y ciudadanos cumplan al pie de la letra sus obligaciones tributarias.

Recuerdo que hace unos años mi país cambió las regulaciones y, para compensar el déficit, bajó la cantidad mínima de ingresos que una persona debía recibir para declarar y pagar impuestos sobre la renta.

Aquello era algo nuevo para mí. Nunca lo había hecho. Así que conseguí todos los documentos necesarios y los llevé a un experto que me ayudara con el proceso de declaración de impuestos. Cuando terminó el análisis el resultado me dejó boquiabierto. —¡¿Tanto dinero?!— exclamé. Como el código tributario había cambiado recientemente no había ahorrado para pagar esos impuestos.

Como no tenía el dinero a mano me fui. Y cuando compartí mi experiencia con unos amigos no cristianos me dieron la «solución» a mi problema.

—Realiza la declaración con fulano. Él sabe manipular los documentos para que pagues menos de lo que debes. Todos lo hacemos así.

Me dieron varios argumentos para justificar la recomendación: El gobierno malgasta nuestro dinero, la corrupción es muy grande en esas entidades y esos recursos son malversados, tú puedes darle mejor uso a ese dinero, etcétera.

Entonces ocurrió algo inesperado. Uno de los presentes dijo: Ustedes olvidan que Edgar es el representante legal de su iglesia y que por nada del mundo debe atreverse a hacer algo al margen de la ley porque la limpieza o suciedad de su nombre afectará, para bien o para mal, a todos los adventistas. No le den vueltas al asunto, debe pagar lo que dice el análisis.

¡Guau! Aunque debo reconocer que inicialmente me sentí tentado a evadir los impuestos, aquellas palabras me sacudieron. Pagué la suma estipulada y la seguiré pagando. Mantener un nombre limpio no solo me afecta a mí, también afecta a mi familia y a mi iglesia.

¿Alguna vez habías pensado en la influencia que tus acciones pueden tener sobre otros? Hoy cuando son tan comunes el egoísmo y la deshonestidad hacia las autoridades gubernamentales, deseo animarte a darle al César lo que le pertenece, así como recibimos muchos beneficios del Gobierno (independientemente de tu opinión política) sobre todo, el @Dios al que nuestra vida le pertenece nos dice «Dame hoy, tu corazón».

Comparte este devocional
Deja tu comentario