El Ángel luchador
“Cuando Jacob se quedó solo, un hombre luchó con él hasta que amaneció” (Génesis 32:24).
Dios se acerca a cada uno de diferente forma. Un día se le apareció a Abraham como un viajero, porque Abraham era un peregrino (Gén. 18). Se manifestó a Josué como un soldado, porque Josué era el general del ejército (Jos. 5:13-15). Hoy aprendemos que Dios se reveló a Jacob como un luchador, porque eso representaba cómo había vivido el patriarca. Esa lucha nocturna revela la vida de Jacob como una lucha interminable. Luchó con su hermano, con su padre, con su suegro y aun con sus esposas. Muchas veces intentó alcanzar sus metas solo. Aunque sabía de Dios y sus promesas, se olvidaba de él en la práctica.
Si Jacob se hubiera concentrado en buscar la respuesta y la dirección de Dios, se hubiera ahorrado muchas tristezas. Lo lindo es que esa noche se entregó a Dios. No fue fácil, ya que el patriarca puso resistencia, pero el ángel luchador tocó su cadera para que al fin Jacob supiera con quién había luchado. Desde ese día en adelante, cada paso de Jacob le recordaba su lucha nocturna y le ayudaba a no tratar de solucionar por sí mismo sus problemas. Ahora sí buscaba los consejos de Dios.
Otra consecuencia de ese encuentro es que Jacob recibió un nuevo nombre: Israel. El emisario celestial le preguntó: “¿Cómo te llamas?”.
Veinte años antes había escuchado la misma pregunta en la voz de su padre Isaac, y había respondido: “Soy Esaú, tu primogénito”. Por esa respuesta, tuvo muchas dificultades. ¿Qué respondería Jacob ahora? ¿Trataría de cambiar una vez más su identidad? ¡No! Ahora respondió con la verdad.
Dios nunca nos pregunta para obtener información, pues él lo sabe todo. Él sabía cuál era su verdadero nombre. “Jacob” significa suplantador, usurpador o engañador. El ángel enfatizó ese significado y le preguntó: “¿Piensas seguir engañando antes que rendirte a Dios?”.
Jacob se entregó y recibió un nuevo nombre. Recibir un nuevo nombre representaba un nuevo comienzo; esa fue la oportunidad que Dios le dio al patriarca. Gracias a Dios que a pesar de cualquier error del pasado, si te entregas hoy a él, puedes empezar una nueva vida con él.
