Jueves 30 de Diciembre de 2021 | Matutina para Jóvenes | La importancia de escuchar

La importancia de escuchar

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apoc. 2:7).

Nelson Mandela contaba que aprendió a liderar de su padre, jefe de una tribu, Una de las grandes características de su liderazgo ejemplar consistía en ser el último en hablar.

Muchas parábolas comienzan con la invitación de Jesús a escuchar. Juan también nos invita a leer y escuchar las palabras de la profecía. El Espíritu tiene un mensaje que debemos oír. ¿Acaso no será importante esa actitud si se repite al final del mensaje a cada iglesia? La repetición no es azarosa.

Jesús también dijo: “Mis ovejas oyen mi voz” (Juan 10:27).

A lo largo de las Escrituras, encontramos a Dios queriendo comunicarse con sus hijos de múltiples maneras. Muchos de los problemas de comunicación se dieron justamente porque los receptores no quisieron oír.

¿Y si lo más importante no es tener la última palabra? ¿Y si el mundo nos está poniendo estándares equivocados de comunicación “exitosa” o de imposición de un poder que no tenemos en realidad? ¿Y si al final todo es cuestión de orgullo, como al principio?

¡Cuánto nos cuesta escuchar! Pero así como la Biblia está llena de referencias a la importancia y el cuidado del habla, también está llena de referencias a la importancia de escuchar.

Quizá no eres muy hablador de por sí, pero ¿qué escuchas?

Al terminar este año, podemos proponernos prestar atención y hacer un examen sincero de lo que permitimos que entre por nuestros oídos. Podemos proponernos escuchar música más en sintonía con lo que creemos, escuchar más charlas, predicaciones, podcasts, audiolibros que nos edifiquen, más naturaleza sin distracciones, y conversaciones que nos enriquezcan en todos los sentidos. Podemos proponernos preguntar más y juzgar menos, leer e investigar más y consumir menos cosas “masticadas”… Todo eso aumentará nuestra capacidad de oír, de prestar atención a lo verdaderamente importante, de recordar que los mejores mensajes requieren sí o sí de alguien que los reciba y que es nuestra responsabilidad desarrollar ciertos criterios hasta que se conviertan en algo habitual.

Un amigo me comentaba que le cuesta saber hasta dónde tiene que hacer algo él y cuándo comienza la obra del Espíritu Santo. Quizá te preguntas lo mismo. ¿Cuál es nuestra parte, además de creer?

Comencemos por escuchar. Así sabremos qué pedir y cómo actuar. No me refiero a escuchar voces, sino a leer la Biblia, a identificar la verdad en medio de tanta mentira, a estar dispuestos a una clase moderna con el Maestro una vez más.

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