Lunes 12 de Septiembre de 2022 | Matutina para Adultos | “Comunica lo que te he revelado”

“Comunica lo que te he revelado”

“Creed en Jehová, vuestro Dios y estaréis seguros; creed a sus profetas y seréis prosperados” (2 Crónicas 20:20).

“Marcada para la tumba”. Así describe Arthur L. White la condición física de la joven Elena Harmon cuando recibió su primera visión en diciembre de 1844, mientras oraba en el hogar de la familia Haines, en Portland, Maine (Elena G. de White, mujer de visión, p. 26). Sin embargo, a ella escogió Dios, a pesar de su salud maltrecha, y de contar con apenas 17 años. El ministerio que esa primera visión inició, en diciembre de 1844, se prolongó durante setenta años de servicio a la iglesia. Durante ese tiempo recibiría cientos de visiones y sueños proféticos, y produciría unas cien mil páginas manuscritas, lo que la convertiría en una de las autoras más traducida del mundo, y el autor más traducido de Estados Unidos. ¡Las cosas que hace Dios!

¿Por qué la urgencia del ángel en que la comunicara? Lo primero que llama la atención de la visión es que quienes esperaban el regreso del Señor para octubre de 1844 viajaban por un “sendero recto y angosto” (Primeros escritos, p. 44). ¿Qué recuerdas cuando escuchas estas palabras? La afirmación de Jesús: “Angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mat. 7:14). He aquí la primera gran verdad: ¡El pueblo de Dios viaja a lo largo de un camino angosto, y pocos son los que lo siguen!

Lo segundo que llama la atención es que había una brillante luz que los iluminaba al comienzo del sendero. Según el ángel, era “el clamor de medianoche”. Este había sido el lema que identificaba al movimiento que anunciaba el regreso del Señor para 1844. ¡Aquí estaba la respuesta a sus oraciones! Aunque Cristo no había regresado, ¡el clamor de medianoche había sido luz verdadera! Y esa luz “brillaba a todo lo largo del sendero”, para que los caminantes no tropezaran. Finalmente, delante del grupo que avanzaba por el sendero, iba Jesús guiándolos hacia la ciudad, y si no apartaban los ojos de él iban seguros.

¡Alabado sea Dios! ¿Puede haber una mejor “prescripción” para quienes esperamos el regreso de Jesús? Aunque el sendero es angosto, hay luz al inicio y a lo largo de todo el camino. Y, lo más significativo, lo más grande, es que Jesús va delante de nosotros. ¡Mantengamos los ojos fijos en él, y llegaremos a la santa ciudad!

Ayúdanos, Señor, a creer en ti y en tus profetas, para estar seguros y ser prosperados.

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1 comentario
  • Todas las matutinas que he leído tienen alguna enseñanza espiritual muy importante para la vda espiritual de los creyentes en Cristo Jesús.