El pastor inútil
«¡Ay del pastor inútil que abandona su rebaño! ¡Que la espada le hiera el brazo, y el puñal le saque el ojo derecho ¡Que del brazo quede tullido, y del ojo derecho, ciego!». Zacarías 11: 17, NVI
Se cuenta la historia de una familia de pastores. Tenían todas las ovejas juntas en un solo corral. Las alimentaban, las cuidaban y les daban de beber. De vez en cuando, las ovejas trataban de escapar. Aparecía entonces el más viejo de los pastores y les decía:
—Ustedes, ovejas inconscientes y soberbias. ¿No saben que afuera el valle está lleno de peligros? Solamente aquí podrán tener agua, alimentos y, sobre todo, protección contra los lobos.
En general, esto bastaba para frenar los «aires de libertad» de las ovejas. Hasta que un día nació una oveja diferente, una oveja subversiva. Tenía espíritu rebelde y animaba a sus compañeras a huir hacia la libertad de la pradera. Las visitas del viejo pastor para convencer a las ovejas de los peligros exteriores debieron hacerse más frecuentes. No obstante, las ovejas estaban inquietas y, cada vez que se las sacaba del corral, daba más trabajo reunirlas. Una noche, la oveja subversiva las convenció y huyeron. Los pastores no notaron nada hasta el amanecer, allí vieron el corral roto y vacío. Todos juntos fueron a llorar al lado del anciano jefe de familia.
—Se han ido, se han ido.
—Pobrecitas… ¿Qué harán cuando tengan hambre, sed o lleguen los lobos?
—¿Qué será de ellas sin nosotros?
El anciano se aclaró la garganta y dijo:
—Es verdad, ¿qué será de ellas sin nosotros? Y lo que es peor… ¿Qué será de nosotros sin ellas?
En Zacarías 11 Dios presenta mediante la ilustración de las ovejas y sus pastores lo que él espera de los dirigentes de su pueblo: responsabilidad. Como pastor de la iglesia a menudo me hago la misma pregunta que se hizo el anciano pastor de la historia:
«¿Qué sería de mí sin las ovejas (los miembros de la iglesia)?». Dios colocó a los pastores para guiar y alimentar a su iglesia (Efesios 4: 11); sin ella, los pastores no tendríamos razón de existir. Por eso, tu pastor se preocupa por ti, te visita y procura aconsejarte según la Palabra de Dios. Hoy, @Jesús te dice: «Ora por tu pastor, pues él trabaja para cuidarte en mi nombre».