Martes 07 de Marzo de 2023 | Matutina para Menores | Llamamiento al libertador

Llamamiento al libertador

“Allí el ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Moisés se fijó bien y se dio cuenta de que la zarza ardía con el fuego, pero no se consumía” (Éxodo 3:2).

Después de cuarenta años recorriendo el desierto como pastor de ovejas, Moisés conocía perfectamente los senderos, las cañadas, las rocas y los mejores lugares para apacentar al rebaño. Todos los días eran iguales, no había ninguna novedad. Sin embargo, un día vio el extraño fenómeno de la zarza prendida fuego, que no se consumía. Era el ángel del Señor que tomó la iniciativa y acudió espectacularmente para llamar la atención de un hombre de 80 años, que pensó que nunca más volvería a Egipto. Moisés había perdido la esperanza de ser el libertador. Imaginó que su pueblo nunca se asentaría en Canaán. Consideró que sus hermanos hebreos permanecerían como esclavos por siempre.

Movido por la curiosidad, Moisés decidió acercarse para saber por qué la zarza no se consumía, y entonces escuchó su voz. ¡La voz que se escuchó lo llamó por su nombre! Dios tenía un mensaje importante para darle, pero había una condición: Moisés tenía que descalzarse como señal de reverencia, pues no se iba acercar a una zarza común, sino a la presencia del Dios.

En ese contexto cultural, quitarse el calzado es señal de reverencia y respeto. Con elementos diferentes, el principio es el mismo para nosotros: ser reverentes tanto en el templo, como cuando invocamos su nombre. No importa dónde busques a Dios, quita cualquier elemento que no te deje adorarlo de corazón. Demostramos reverencia cuando hacemos a un lado cualquier dispositivo por más inteligente que sea.

Después de quitarse el calzado, el ángel del Señor le transmitió el mensaje. Básicamente, le dijo: vi la esclavitud de mi pueblo, voy a liberarlos, los voy a conducir a Canaán, tú eres el libertador. ¡Qué sorpresa para Moisés!

Así como Dios vio la opresión contra su pueblo, conoce nuestras luchas hoy y quiere que recordemos que somos extranjeros, que este mundo no es todo lo que hay ni vamos a permanecer aquí por siempre. Hay un mejor lugar para nosotros que Canaán. Muy pronto Dios nos sacará de aquí para llevarnos a su reino. Y lo mejor es que nuestro libertador ya vino: es Jesús, que vino y venció. Hoy podemos ponernos de su lado para estar seguros de que su victoria es nuestra también.

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