Martes 14 de Septiembre de 2021 | Matutina para Adultos | Practicando siempre

Martes 14 de Septiembre de 2021 | Matutina para Adultos | Practicando siempre

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Practicando siempre

“Pero cuando Timoteo regresó, nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, y que deseáis vernos, como también nosotros a vosotros. Por eso, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados al saber de vuestra fe” (1 Tesalonicenses 3:6, 7).

En el capítulo 3 de 1 Tesalonicenses, Pablo presenta básicamente tres temas:

1. Testifica de su gran amor por los tesalonicenses al enviar a Timoteo para fortalecerlos y consolarlos en medio de las tribulaciones que ellos están pasando. La preocupación del apóstol era que el enemigo se aprovechara de las tribulaciones para debilitar su fe. Los verdaderos pastores actúan de esta manera: conforman y animan a sus hermanos en la fe.

2. Se alegra por el bienestar de los hermanos tesalonicenses. Timoteo llevó buenas noticias: los hermanos estaban firmes, a pesar de las necesidades y las pruebas. Nuestra fe se demuestra justamente en las pruebas. Y recuerda que en los momentos difíciles podemos contar con la protección de Dios.

3. Ora por ellos, deseando ir a verlos, y para que el cuidado y la bondad entre ellos se vuelva aún más fuerte. Y con eso ellos podrán crecer en santidad en la presencia de Dios.

Cuando oramos por los amigos y los hermanos, nosotros mismos somos bendecidos porque aprendemos a interceder y porque aprendemos a depender de Dios.

La vida cristiana de Pablo empezó milagrosamente con el encuentro en Damasco, y la primera oración de Pablo fue preguntarle a Jesús qué quería que hiciera. Durante su ministerio, siempre le hizo a Dios la misma pregunta. Sabía que Dios es quien abres las puertas y el que las cierra. Tal vez por eso algunos no se animan a orar al Señor y decirle: “¿Qué quieres que yo haga?” Dios consigue las más reales e impactantes victorias de las más aparentes y humillantes derrotas.

En cierta oportunidad, el gran músico polaco Arturo Rubinstein (conocido por su autodisciplina, ya que llegó a practicar piano 16 horas al día) dijo: “Si paso un día sin practicar, yo noto la diferencia. Si paso dos días sin practicar, mis amigos notan la diferencia. Si paso tres días, el púbico nota la diferencia”. 

El crecimiento viene de la práctica. Continuamente debemos estar orando, confiando, viviendo la voluntad de Dios, testificando y salvando a otros. En ningún orden de la vida se alcanza un buen rendimiento sin una práctica permanente. Tal como declaró David Livingstone: “Yo decidí nunca parar hasta llegar al fin y cumplir mi propósito”.

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