Martes 21 de Junio de 2022 | Matutina para Adolescentes | Realeza en fuga

Realeza en fuga

“No entres en la senda de los impíos, ni vayas por elcamino de los malvados” (Proverbios 4:14, LBLA).

Era el momento álgido de la Revolución Francesa, y todo el país estaba patas arriba. El rey Luis XVI y María Antonieta se escondían mientras los campesinos se amotinaban en las calles. Eran los días de los “ricos” y los “pobres”. Los “ricos” eran los ricos y famosos, por supuesto, y los “pobres” eran los campesinos de la suciedad, tan pobres que no podían permitirse un pedazo de tierra ni siquiera del tamaño de una mano. La única tierra que poseía un campesino estaba en la planta de sus pies. La mayoría de los campesinos era, a su vez, “propiedad” de un barón o un conde rico. Cuando la tierra se vendía, los trabajadores campesinos solían permanecer en ella, junto con la choza de tierra y paja que llamaban hogar.

Y ahora la pareja real sabía que la fiesta se había acabado. El 21 de junio de 1791, tramaron un plan para huir de París y escapar de las turbas enfurecidas. El plan consistía en llegar a la fortaleza de Montmedy, en el noreste de Francia, donde tenían partidarios. Pero, tuvieron algunos problemas. El carruaje que eligieron para el viaje era demasiado elegante para ser disimulado: verde lujoso con ribetes amarillos, con un ridículo interior de terciopelo blanco y un inodoro de cuero. Probablemente, los seis caballos que tiraban la carroza también delataban su verdadera identidad. La noticia de que el rey y la reina estaban huyendo corrió como la pólvora. Enfrentaron un problema tras otro y, finalmente, a solo 310 kilómetros de París, en un lugar llamado Varennes, fueron capturados.

Todo se veía mal para la pareja real. El rey Luis siempre había sido arrogante y demasiado extravagante, siempre gastando dinero en sí mismo. No se preo­cu­pa­ba por los súbditos de su reino y, menos aun, por el bien de Francia. Él y su reina habían mostrado poca compasión, y aun menos misericordia. Y ahora no les mostraron ninguna a ellos. El gobierno estaba en manos de los campesinos, y estos actuaron rápidamente. Tras la captura de la familia real, el rey Luis XVI fue juzgado y enviado a la guillotina. Nueve meses después, María Antonieta corrió la misma suerte.

¡Qué triste final para dos gobernantes que podrían haber sido más justos y amados! Tenían todas las ventajas. Dios nos advierte que debemos evitar las acciones que rebajan a la gente. Tarde o temprano, los pobres tendrán la última palabra sobre los ricos. ¿Por qué no determinas que tendrás el corazón de Jesús, y actuarás con compasión y amor hacia todos sus hijos?

Comparte este devocional
Deja tu comentario