Matutina para Adolescentes, Domingo 09 de Mayo de 2021

El agua es vida

“Jesús le contestó: ‘Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed’ ” (Juan 4:13, 14).

¡Nunca he tenido tanta sed en mi vida! Esa era la frase que estaba a punto de dejar salir de mis labios en dirección a la parte de atrás de la cabeza de mi amigo, que iba delante de mí. Cuatro horas antes había aceptado alegremente emprender una exigente caminata por el sendero no pavimentado más largo, empinado y complicado del Gran Cañón.

La terrible sequedad de mi boca y el nuevo cañón que se estaba formando en mi lengua me devolvió a la realidad: estaba a punto de morir en las vacaciones de mi primer año en la universidad. Recordé que en la secundaria había aprendido que el cuerpo está compuesto en un 66 % de agua, y que una persona puede vivir un mes sin comida, pero solo una semana sin agua. También recordé que nuestros cerebros están constituidos en un 75 % de agua y que solo la pérdida del 2 % de ese nivel puede causar pérdida de la memoria a corto plazo, problemas con las operaciones matemáticas y dificultad para concentrarse. No es de extrañar que Dios llenara la mayoría de nuestro cuerpo y del planeta con agua.

Señor, si pudiera encontrar tan solo un poco de agua para beber. Mis pensamientos convertidos en oración fueron interrumpidos por un hombre que no sé quién era pero que cayó como del cielo.

–Ustedes no son de por aquí, ¿verdad? –nos preguntó.

Mientras asentíamos con la cabeza, me preguntaba cuán difícil era darse cuenta de eso.

–¿Tienen agua? –nos preguntó, como si ya supiera la respuesta.

–No –murmuramos.

El hombre metió la mano en su mochila y sacó un montón de cápsulas.

–Son para purificar agua. Hay un riachuelo no muy lejos de aquí donde podrán tomar un poco de agua y purificarla. No sabrá bien, pero al menos podrán hidratase.

Agradecimos al hombre e hicimos lo que nos dijo. ¡Nunca había bebido un agua tan horrible en toda mi vida! Aquel hombre no nos conocía, pero sabía lo que necesitábamos para seguir con vida:

¡El agua es vida! Aumenta los niveles de energía y el metabolismo; elimina las bacterias y los desechos; previene y alivia los dolores de cabeza; hidrata la piel y ayuda a la digestión. Y puede ayudarte a salir con vida del Gran Cañón.

JS

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