Matutina para Adolescentes, Domingo 25 de Abril de 2021

La reacción alérgica

“Cuando un espíritu impuro sale de un hombre, anda por lugares secos buscando descanso; y si no lo encuentra, piensa: ‘Regresaré a mi casa, de donde salí’. (Cuando regresa, encuentra a ese hombre como una casa desocupada, barrida y arreglada. Entonces va y reúne otros siete espíritus peores que él, y todos juntos se meten a vivir en aquel hombre, que al final queda peor que al principio. Eso mismo le va a suceder a esta gente malvada” (Mat. 12:43-45).

Durante el siglo XX, cuando se comenzó a disfrutar de mayor expectativa de vida, más acceso a la salud y más medidas higiénicas, sucedió algo extraño: las alergias aumentaron exponencialmente. Después de la Segunda Guerra Mundial, los países más ricos vieron un gran incremento en alergias tan comunes como el asma. ¿Por qué? La explicación que resulta de las investigaciones es muy curiosa: porque hoy todo está muy limpio.

Con las aspiradoras eliminamos el polvo y la suciedad. Con los desinfectantes matamos los gérmenes. Ya no montamos caballos, ni vivimos en granjas, ni pisoteamos charcos de lodo camino al trabajo. Un estudio llevado a cabo en Alemania descubrió que los niños tienen más alergias cuando crecen en un hogar higiénico que cuando crecen en una granja. Como no han tenido exposición temprana a los parásitos y patógenos de la naturaleza, su sistema inmunológico se vuelve loco por cualquier cosa. Las alergias son la reacción de las defensas ante algo que de otro modo sería inofensivo o incluso saludable (desde el polen hasta el maní).

Si a un bebé recién nacido se lo mantiene en una burbuja libre de gérmenes durante un período prolongado, al sacarlo puede sucumbir rápidamente a los gérmenes desconocidos y morir. Los bebés necesitan esa exposición temprana para desarrollar inmunidad, a fin de que puedan llevar una vida saludable y no tengan que pensar en los gérmenes constantemente.

Algunos cristianos creen que la mejor manera de vivir en este mundo pecaminoso es bloquear cualquier mínima señal de pecado. Es un método que “parece efectivo”, pero que puede resultar mortal. Al igual que el converso limpio y restaurado del versículo bíblico de hoy, terminamos peor que antes. No es casualidad que muchas veces los niños más sobreprotegidos se conviertan en los peores al crecer. Cuando se exponen por primera vez a un poco de la maldad del mundo, no saben cómo manejarla.

Jesús nos llamó a ser “sal”, para que nuestra presencia en el mundo lo convierta en un lugar más agradable al devolverle el sabor perdido. Puede que no seamos “de este mundo”, pero definitivamente deberíamos estar en él.

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