Matutina para Adolescentes, Jueves 15 de Abril de 2021

Te presento a Matthew Gamble – parte 2

“Porque nada de lo que hay en el mundo –los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida– proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:16, NVI).

Matthew: La mayoría pensará que seguramente estaba pasando por una de esas etapas de rebeldía de la juventud. La verdad es que estaba profundamente interesado en temas relacionados con la vida y la cultura, y me interesaba mucho aprender cómo funciona el mundo y cuál es el propósito de la vida.

Después de graduarme de la secundaria, me mudé a Orlando para comenzar la universidad. Seguí fumando marihuana y, cuando llegaron las vacaciones de verano, decidí ir a Jamaica para aprender más sobre la religión rastafari. Apenas 24 horas después de tomar la decisión, llegué a Montego Bay, Jamaica, con una mochila, una carpa y una bolsa de dormir. Un día después, me encontraba caminando por una calle en la ciudad costera de Negril, cuando un rasta se detuvo a mi lado en su automóvil y me pidió que entrara. Como cualquier estadounidense inteligente de diecinueve años haría, entré a su automóvil.

Inmediatamente, comenzó a decirme cómo podría llevar a los Estados Unidos toda la ganja (marihuana) que pudiera consumir. Le dije que yo podía consumir toda la ganjaque él pudiera conseguirme, y así nació una relación. Dos semanas después, cuando abordé el avión para volar de regreso a casa, llevaba casi un kilogramo de ganja escondida en dos estatuas de madera talladas a mano. Después de pasar por una aduana, por una máquina de rayos X, y frente a un perro de la policía entrenado para detectar droga, me di cuenta de que estaba libre y no me habían atrapado.

En ese mismo instante, me convertí en creyente y comencé a alabar a Haile Selassie, el emperador etíope que los rastafaris consideran un mesías, cuyo nombre original era Ras Tafari. Estaba seguro de que “Jah” (otro nombre que los rastas dan a su salvador) evitó que me atraparan. Sin embargo, cuando estudiaba sobre él, no encontraba nada que me hiciera creer que era Dios. Mi búsqueda continuó con incontables horas de oración en la playa.

Ese verano regresé nuevamente para cumplir una misión similar, pensando que había encontrado el secreto de la vida y que me mudaría a Jamaica para comenzar una gran operación de contrabando de marihuana. Sin embargo, Dios tenía otros planes.

Marcel: Cuéntenos sobre tu “otra” experiencia de conversión.

Continuará.

Comparte este devocional
Deja tu comentario