
«Cuando Amán se dio cuenta de que Mardoqueo no se postraba ante él ni le rendía homenaje, se enfureció» (Ester 3:5).
Mardoqueo, un personaje intrigante de la Biblia, se destaca como un hombre de integridad y valentía en uno de los períodos más desafiantes de la historia judía. Su historia se desarrolla durante el Exilio, un momento de profunda aflicción y prueba para el pueblo de Israel.
El Exilio fue un período oscuro en la historia de Israel. El reino de Judá fue invadido y su población deportada a Babilonia como resultado de la conquista de Nabucodonosor II. En este contexto de opresión y desarraigo, Mardoqueo emerge como una figura de esperanza y resistencia.
Mardoqueo era primo y figura paterna de Ester, una joven judía que se convirtió en reina de Persia. La elección de Ester como reina fue claramente parte del plan soberano de Dios para proteger y liberar a su pueblo en un momento crucial de la historia.
La integridad de Mardoqueo brilla con fuerza en su negativa a rendir homenaje a Amán, un alto oficial del rey Asuero. Esa negativa se basó en su lealtad a Dios y en su convicción de que solo el Señor merece adoración; pero tuvo que pagar un alto precio, ya que desató la ira de Amán y puso en peligro su propia vida y la de su pueblo.
Mardoqueo también desempeñó un papel vital en la revelación de un complot para asesinar al rey. Su intervención permitió que se salvara la vida del rey Asuero y se reconociera su lealtad en los registros reales.
El legado de Mardoqueo es una poderosa lección sobre la importancia de la integridad y la lealtad a Dios, incluso en los tiempos más difíciles. Su historia nos recuerda que, aunque enfrentemos adversidades y desafíos, la fidelidad a Dios es la base de una vida de significado y propósito.
Oración: Querido Señor, permíteme ser una luz de esperanza y resistencia en tiempos de prueba.

