
«Aristarco, mi compañero de cárcel, les manda saludos, como también Marcos, el primo de Bernabé. En cuanto a Marcos, ustedes ya han recibido instrucciones; si va a visitarlos, recíbanlo bien» (Colosenses 4:10).
Presta atención a la historia de Marcos, un joven del Nuevo Testamento. Su historia es una de esas que quieres seguir sin parar, porque el chico sabía cómo servir y no rendirse.
Marcos empezó su camino siguiendo a Jesús por las calles de Jerusalén, testigo de los momentos más importantes; fue como el camarógrafo de las enseñanzas de Jesús (Marcos 14:12-26). Pero, no todo fueron panorámicas con el cielo de fondo; también tuvo sus momentos de querer dejar el grupo y olvidarse de todos (Hechos 13:13).
Sin embargo, la cosa no terminó ahí. A pesar de que, en un principio, se bajó del ministerio, luego volvió a la acción, probando que todos tenemos una segunda temporada en la serie de la vida (2 Timoteo 4:11).
El Evangelio de Marcos es su mayor éxito: un relato directo y lleno de acción sobre Jesús, que muchos piensan que está basado en los recuerdos de Pedro. Marcos fue como el escritor fantasma de un VIP, y contó todo desde la perspectiva del círculo interno.
Este personaje nos enseña sobre la perseverancia. Su biografía es un llamado a no tirar la toalla, a seguir contribuyendo a la fe.
Marcos nos desafía a ser ese tipo de usuario que no solo lee lo que otros publican sino también comparte y vive el mensaje. Él nos motiva a encontrar nuestro propio camino para servir y dejar una marca en el mundo.
Así que, muchachos y muchachas, cuando sientan que sus esfuerzos no se ven, recuerden a Marcos. Aunque tuvo sus altibajos, al final fue conocido por su lealtad y su aporte a la historia más grande jamás contada. Que la vida de Marcos nos inspire a mantener firme nuestra fe, a servir de corazón y a compartir la bondad en nuestra época.
Oración: Señor, ayúdame a buscar tu gloria en todo lo que haga hoy.

