Matutina para Adultos | Jueves 29 de mayo de 2025 | Servir al dinero

Matutina para Adultos | Jueves 29 de mayo de 2025 | Servir al dinero

Escuchar esta entrada:

Matutina para Adultos

«Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y estar esclavizado al dinero» (Lucas 16: 13, NTV).

Jesús nos advierte de que el dinero puede convertirse rápidamente en un tirano que nos esclaviza a su servicio. Pablo llega a decir que «el amor al dinero es la raíz de todos los males, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores» (1 Tim. 6: 10).

No es de extrañar que el fundador del cristianismo contase con el apoyo de muy pocos ricos, mientras que a menudo se encontraba rodeado de pobres, pescadores, marginados sociales y mujeres de toda condición, incluso de mala reputación.

Muy pronto en la historia se comprobó la gravedad del peligro del que nos quería advertir el Maestro. Desde que el emperador Constantino impuso la conversión a la fe cristiana, ya a principios del siglo IV, la iglesia se acomodó a convivir con medidas sociales injustas que mantenían a miles de personas en la esclavitud o en la exclusión, con la plena aprobación de sus más altas jerarquías.

Si queremos seguir a Jesús en todo, no podemos quedarnos ni mudos ni conformes ante las injusticias laborales de nuestra sociedad. Como creyentes tenemos el deber de denunciar y luchar, con los medios cristianos a nuestra disposición, en contra de leyes y medidas sociales injustas.

Los que sufren merecen de nuestra parte algo más que explicaciones políticas o económicas —a menudo tan mentirosas como inmorales— para justificar el que nuestras sociedades consientan dar cada vez más dinero a los más ricos y más poder a los más poderosos. Nuestro deber de cristianos es que los defendamos. La Biblia nos pide: «Levanta la voz por los que no tienen voz; ¡defiende a los indefensos!» (Prov. 31: 8, DHH).

Los cristianos no podemos honradamente invocar al Crucificado ignorando a los crucificados de hoy. Jesús se atrevió a denunciar la iniquidad de su sociedad, expresando su malestar e indignación ante las injusticias de su entorno (ver Mat.

23: 1-39).

Sin duda, a Cristo le entristece el silencio de muchos cristianos ante la injusticia, tan locuaces en otras ocasiones y ante otras cuestiones. No es de extrañar que la sociedad perciba dicho silencio como complicidad con quienes causan las desigualdades, como alejamiento del mensaje liberador del evangelio y falta de compasión con los oprimidos.

Señor, abre mis ojos, a mi nivel, para ver las contradicciones e incoherencias entre mi profesión de fe cristiana y mi forma de vivir, para servirte a ti y no al dinero.

Deja una respuesta