Transformados
“No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12:2).
El mensaje de Pablo es claro y directo. No conformarse al mundo, sino ser transformado. En verdad, a menos que seamos transformados, seremos conformados al mundo.
Conformarse significa adaptarse, acomodarse, concordar, armonizar, adecuar, resignarse, aguantarse, avenirse, plegarse, acceder, transigir y asentir. Conformarse es amoldarse al mundo; es decir, adquirir la forma del mundo, su violencia, sus antivalores, su incoherencia de discursos distantes u opuestos a las prácticas, su materialismo, su egocentrismo, su indiferencia, lo superficial y su “sálvese quien pueda”.
En contraste, la transformación diaria por la renovación del entendimiento es otra cosa. Esto requiere ejercicio de la voluntad, dominio propio, disciplina y lucha permanente; la decisión de conocer y someterse permanentemente a la voluntad de Dios. Es remar contra la corriente. Es un vivir inconforme o disconforme con el mundo. No desde la crítica o la manifestación política, sino desde la conducta que armoniza y muestra el carácter de Jesús.
Podemos ser influenciados por la cultura o influenciadores de la cultura. El ruego de Jesús no fue que fuésemos quitados de este mundo, sino guardados del mal. Él mismo nos envía a todas las naciones a llevar y vivir un mensaje que transforma y cambia vidas, que genera paz, esperanza y destino de eternidad.
¿Hay alguna cosa en la que te estás conformando con el mundo? ¿Un estilo, un hábito, una práctica o una actitud? Necesitamos una transformación por medio de un pensamiento renovado.
Mateo utiliza la misma palabra original que empleó Pablo para “transformación”, al relatar la transfiguración de nuestro Señor, cuando su gloria y su interior divino fueron claramente reflejados y evidenciados en su exterior. De igual manera, el creyente transformado lo muestra en su exterior y en su interior redimido por la sangre del Cordero. Esto es mostrar a Cristo en la vida diaria. Y esto solo ocurre cuando nuestra mente se renueva por la acción del Espíritu Santo en el estudio de su Palabra y en el orar sin cesar.
No te conformes hoy a este mundo y sus males. Necesitamos gente inconforme con el mundo, transformada por el Señor y fortalecida por su Palabra. No digas “Todo el mundo lo hace”, porque Dios dice “No vivas como vive el mundo”. No llevemos el mundo ni a nuestra vida ni a nuestra iglesia; llevemos nuestra vida y la iglesia al mundo.