Matutina para Adultos | Sábado 28 de Diciembre de 2024 | El Dios que nos hace a todos uno en él

Matutina para Adultos | Sábado 28 de Diciembre de 2024 | El Dios que nos hace a todos uno en él

El Dios que nos hace a todos uno en él

“Padre santo, a los que me has dado guárdalos en tu nombre, para que sean uno, como lo somos nosotros” (Juan 17:11).

En junio de 2011, veinte años después de finalizada la Guerra de los Balcanes, Allan Little, que había sido corresponsal de guerra para la BBC, fue entrevistado por Jo Shaw e Igor Štiks para un medio de comunicación europeo.35 A la pregunta “¿Qué imágenes recuerdas de la guerra?”, Little respondió con la siguiente experiencia. “Me quedo con la imagen de un hombre bosnio de ochenta años. Le pregunté qué le había sucedido, y él me dijo que había perdido el contacto con su esposa tras tener que salir huyendo de su casa. Me dijo que su casa había sido ocupada; que su pueblo había sido ocupado; y que él llevaba dos días enteros caminando sin parar. Entonces le dije: ‘¿Le importa si le pregunto si es usted bosnio o croata?’. A lo que él me respondió: ‘Yo soy músico’ “.

El anciano no cayó en la mentalidad del “nosotros contra ellos”, sino que se identificó con su arte. En el caso del cristiano, nuestra identidad debiera ser Cristo. Y en Cristo no hay serbio ni croata; no hay argentino ni chileno; no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos nosotros somos uno en él.

Todos somos uno, dice claramente el apóstol Pablo en Gálatas 3:28, y eso lo aprendió de Cristo, quien oró pidiendo que seamos uno, así como Dios es uno (lee Juan 17:11). No es por nuestra cultura, nuestro origen o nuestro estatus; no es por nuestra manera de pensar ni por nuestro género. Es por nuestra identificación con la fe en Cristo, con el pacto eterno que Dios ha querido establecer con el ser humano, con el sacrificio hecho por nosotros en la Cruz, con el compromiso adquirido públicamente mediante el bautismo.

¿Es Cristo tu identidad? Solo cuando llegue a serlo dejarás de polarizarte, de entrar en divisiones ni partidismos, de generar bandos y vivir en conflicto. Al identificarte con Cristo, te estás identificando con aquel que no entiende de divisiones, sino de unidad, y que está dispuesto a producir esa unidad en nosotros. “Con Cristo estoy crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gál. 2:20).


35* https://www.citsee.eu/node/47

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