Matutina para Adultos | Viernes 23 de mayo de 2025 | Jesús celebra el sábado

Matutina para Adultos | Viernes 23 de mayo de 2025 | Jesús celebra el sábado

Matutina para Adultos

«Y les preguntó: «¿Es lícito en los sábados hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?». Pero ellos callaban»

(Marcos 3: 4).

La observancia del sábado había sido tan complicada por algunas tradiciones que muchos judíos ya no sabían exactamente cómo guardarlo. Por eso Jesús dedicó tanto empeño a enseñarnos, no a «guardar» el sábado (¿como quien custodia algo y lo retiene para sí?) ni a «observarlo» (¿como el que observa un eclipse hasta que por fin termina?). Porque él prefería celebrarlo.

«Observar» puede entenderse como cumplir de modo exacto y puntual, con todo rigor, algo que se nos manda ejecutar, sean leyes, preceptos, estatutos o reglas.

Por otra parte, «guardar» se puede comprender como proteger una cosa, vigilarla, defenderla y hasta esconderla; acatar a rajatabla aquello a lo que se está obligado; conservar o retener algo; preservar algo del daño que le puede sobrevenir.

Pero «celebrar» es alabar, aplaudir algo, reverenciar, venerar abiertamente, conmemorar, festejar una fecha o un acontecimiento.

Y eso es lo que Jesús quiere enseñarnos sobre la razón de ser del sábado.

Jesús no puede consentir que el sábado liberador se haya convertido en un día alienante. Dado al ser humano para su felicidad, este lo había convertido en una pesada carga. Destinado a romper cadenas de presión, había acabado por forjar cadenas aún peores.

Jesús no ataca el reposo del sábado sino aquello que lo había convertido en lo contrario de lo que Dios quería. Del día de fiesta por excelencia las tradiciones habían hecho el paradigma de la antifiesta. Lo que Dios había deseado que fuese una celebración se había convertido en una observancia, en algo no que disfrutar, sino que guardar.

Quienes invocan pasajes como este para atacar al sábado como día de reposo cometen un grave error de percepción. Jesús no pretende banalizar el día de descanso establecido por Dios desde la creación del hombre (ver Gén. 2: 2-3), sino que quiere hacer de él un día de liberación, de disponibilidad y de fiesta.

El sábado es un día para el gozo y no para el aburrimiento o el fastidio. Y como no hay mayor gozo que el de compartir la felicidad que uno siente, Jesús libera en ese día de sus problemas a un sinfín de enfermos, tullidos, paralíticos o ciegos. Y les devuelve lo que más necesitan y desean: la salud y la libertad.

Señor, enséñame a celebrar el sábado como una fiesta de liberación, para mí y para quienes me rodean, para disfrutarlo como un día especial de gozo.

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