¿A eso llaman ustedes día de ayuno?
“¿Acaso el ayuno que he escogido es solo un día para que el hombre se mortifique? ¿Y solo para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra de ceniza? ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al Señor?” (Isa. 58:5, NVI).
Un sábado de tarde volvimos con mis compañeras mortificadas. Toda la iglesia había estado haciendo ayuno ese día y nosotras habíamos querido hacerlo también. Hasta la hora de la siesta veníamos bien, pero al llegar a la casa de las personas con las que estudiábamos la Biblia, nos ofrecieron una merienda y decidimos compartir con ellos.
Sentíamos que no habíamos cumplido bien con lo que se esperaba de nosotras y un profesor, con mucho cariño y paciencia, nos mostró lo fariseas que estábamos siendo en pleno siglo XXI. Nos invitó a sentarnos, y nos leyó y explicó el capítulo 58 de Isaías.
Nos hizo ver que, con nuestra tarea, esa tarde habíamos hecho más ayuno que si simplemente nos hubiésemos privado de comer.
No sé si tu conocimiento acerca del verdadero ayuno es mayor que el que teníamos con mis compañeras en ese momento, pero te invito a leer este capítulo y a meditar en sus ideas principales.
Claro que nuestra mente está más lúcida si el cuerpo no tiene un pesado almuerzo que digerir, pero lo más importante es la actitud del corazón, la búsqueda sincera de Dios y la manifestación de la piedad hacia las diferentes necesidades que nos rodean.
El ayuno verdadero implica: (1) romper las cadenas de injusticia, (2) desatar las correas del yugo, (3) poner en libertad a los oprimidos, (4) romper toda atadura, (5) compartir tu pan con el hambriento, (6) dar refugio a los pobres sin techo, (7) vestir al desnudo, (8) no dejar de lado a tus semejantes, (9) desechar el dedo acusador y la lengua maliciosa, y (10) saciar la necesidad del desvalido.
¿Acaso no tiene más sentido eso, y un propósito más elevado, que pasar hambre y sufrir por un estómago vacío? ¿Acaso no requiere una entrega mayor de nuestra parte? Está claro que el ayuno también tiene su lugar, pero no reemplaza el amor desinteresado por los demás. Dios tiene mucho para enseñarnos y muchas bendiciones para darnos al cumplir esto.
¿Cuál de las diez pondrás en práctica hoy?
ESTE ES EL VERDADERO AYUNO