Matutina para Jóvenes, Lunes 21 de Junio de 2021

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¿Puede una madre olvidar?

“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho? ¿Puede no sentir amor por el niño al que dio a luz? Pero aun si eso fuera posible, yo no los olvidaría a ustedes” (Isa. 49:15, NTV).

Suele decirse que no hay amor más duradero e incondicional que el de una madre. Por todos lados podemos leer historias de madres que dieron su vida por sus hijos, que se esforzaron en darles una oportunidad en la vida a costa de grandes sacrificios personales y también de madres que oraron ferviente e incansablemente por sus hijos, para que estos se acercaran a Dios. Solo en la eternidad conoceremos muchas historias que quedan olvidadas, cuando Dios premie su labor inigualable.

Es entendible, entonces, esta pregunta que Jesús hace. El instinto maternal tan fuerte, que hace que las madres cuiden con “uñas y dientes” a sus crías en todo el reino animal, debería ser un buen ejemplo de un amor incondicional. Un amor solo superado por el amor divino.

Sin embargo, en esta tierra de pecado e imperfecciones, aún este amor a veces queda en tela de juicio. Muchas madres caen en el egoísmo, en la irresponsabilidad y en una mala crianza de sus hijos, ya sea por descuido, por sobreprotección, por violencia, por abandono y cientos de causas más.

Me llamó la atención un artículo publicado por la revista National Geographic, que contaba la historia de un avión que tuvo que regresar de emergencia al aeropuerto porque una mujer había olvidado a su bebé. Aparentemente, el bebé había quedado en el área de embarque de la terminal del aeropuerto. Parece insólito, ¿no es verdad?

Aún así, Dios eligió este ejemplo para mostrarnos la permanencia de su amor. Jesús también se comparó una vez con una gallina que protege a sus pollitos debajo de sus alas (Mat. 23:37).

En mi casa teníamos un conjunto de diapositivas antiguas que contaban la historia de una granja en la que había un incendio. El dueño salía a recorrer el predio después para ver el estado de su terreno, y en medio de todo encontraba una de sus gallinas toda chamuscada. Pero por debajo de su cuerpo sin vida comenzaban a salir los pollitos que habían sobrevivido gracias a su sacrificio.

No sé qué imagen tienes de tu madre, si coincide o no con el ejemplo de madre protectora e incondicional. Si no es así, hoy puedes proponerte ser para tus hijos el adulto que no tuviste en tu niñez.

Lo importante es recordar que Dios no va a olvidarnos nunca.

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