Matutina para Jóvenes, Martes 13 de Abril de 2021

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Te quiero, mi Señor

“Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes” (Dan. 6:10).

El himno “Te quiero, mi Señor”, en inglés se titula “Te necesito a cada hora”. La compositora de este himno escribió la letra pensando en su necesidad constante de Dios. Ama de casa y madre de tres niños, notaba que las tareas domésticas serían una carga mucho más tediosa si no contaba con la compañía divina y la alegría que le daba esa amistad a todas horas.

En la Biblia encontramos la historia de Daniel, un hombre que también sentía la necesidad de buscar a Dios varias veces al día. De hecho, esa fidelidad y búsqueda casi le costaron la vida.

Daniel no había perdido su costumbre de orar a Dios. Tan conocido era este hábito suyo, que el rey Darío, cuando con tristeza vio cómo lo echaban al foso de los leones, le deseó: “El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre” (Dan. 6:16, énfasis añadido).

También fue lo primero que le dijo cuando, esperanzado, se acercó al día siguiente para ver si seguía vivo. “Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quién tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?” (Dan. 6:20).

El rey Darío no concebía al Dios de Daniel separado de esa permanente fidelidad de su hijo. Ser siervo de Dios era su identidad.

Gracias a la diligencia y la fidelidad de Daniel en su relación visible con Dios, este rey pagano llegó a decir: “Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin” (vers. 26).

Si bien sabemos que Dios no obliga así a sus súbditos a adorarlo, notamos con esta ordenanza del rey que él reconocía que, así como Daniel lo servía continuamente, Dios es un Dios que continuamente vive y permanece con sus hijos fieles. Sigue siendo el mismo Dios.

Este himno tiene cuatro estrofas. ¿Qué te parece si hoy marcas cuatro alarmas en tu celular y haces una pausa para orar y cantar una de estas cuatro estrofas cada vez?

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