Matutina para Jóvenes, Martes 27 de Julio de 2021

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Aunque en esta vida

“Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad” (Heb. 11:16, NVI).

¿Alguna vez te propusiste ver la salida del sol o el atardecer? No me refiero a verlo como parte de tu trayecto al trabajo o cuando estás regresando, sino dedicar tiempo específico a todo ese proceso, en silencio, sin otra obligación que la de deleitarte con ese regalo diario.

Puede darnos la impresión de que el sol está ahí no más, pero los científicos han calculado que está a unos 150 millones de kilómetros de distancia. No podemos ni siquiera hacer el intento de pensar cuánto es eso.

Hemos cantado con mucho fervor las estrofas de este himno tan conocido. “Más allá del sol, más allá del sol. Yo tengo un hogar, hogar, bello hogar, más allá del sol”. Pero ¿realmente pensamos en ese hogar y queremos llegar allá?

En la galería de la fe se incluye a nuestros padres, que anhelaban una patria mejor. Nosotros a veces podemos caer en la tentación de buscar patrias mejores aquí en la Tierra y conformarnos a lo que este mundo tiene para ofrecer.

Pero Dios no se avergonzó de llamarse su Dios. ¿Podría decirse lo mismo de nosotros?

Cada día el sol se levanta, reflejo del Sol de justicia que cada día nos da una oportunidad para comenzar de nuevo, seguir creciendo de su mano y avanzar en esa senda comparada a la luz de la aurora en la Biblia. Aquí abajo puede estar lloviendo, pero arriba, con imaginación y fe, podemos atisbar lo eterno.

Hoy una madre ora por su hijo, un huérfano se pregunta si Dios existe, una viuda llora desconsolada, una joven esposa encuentra su vientre vacío una vez más, una pareja lucha por su matrimonio, un padre está abrumado por el trabajo (o la falta de él), un joven quiere vencer sus vicios, una familia lucha contra una enfermedad incurable… y todo eso por lo que estás pasando tú también.

Necesitamos anhelar ese hogar. Necesitamos esa esperanza en nuestro horizonte para sobrevivir en los momentos en que los vientos nos golpean sin misericordia.

El sol sale y nos recuerda que todo esto es temporal, que nuestro hogar está más allá.

Canta este himno hoy y prepara tu “pasaporte” para viajar.

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