Matutina para Jóvenes, Miércoles 07 de Abril de 2021

Matutina para Jóvenes, Miércoles 07 de Abril de 2021

Escuchar Matutina

Tres bolsas

“Y estamos seguros de que él nos oye cada vez que le pedimos algo que le agrada; y como sabemos que él nos oye cuando le hacemos nuestras peticiones, también sabemos que nos dará lo que le pedimos” (1 Juan 5:14, 15, NTV).

Eran las 10:55. Tenía que estar a las 11. Llevaba mi Biblia y el libro Profetas y reyes bajo mi brazo, mientras con la otra mano sostenía mi paraguas. Había encontrado unas citas que quería compartir antes de ensayar con el coro y quería llegar a tiempo. Iba por una vereda y ella estaba enfrente.

Podía fingir que no la había visto y no cruzar, pero tenía una lucha interna que me impedía ignorarla. Acababa de terminar mi culto y había orado pidiéndole a Dios que me ayudara a servirlo, que me ayudara a entregarme por completo a él.

Esa lucha, que duró solo un par de segundos, se libra miles de veces al día entre nuestro egoísmo y nuestra entrega.

“¡Hola! ¿Quiere que le ayude con las bolsas?”, le pregunté mientras la veía salir del supermercado. Caía una llovizna ligera, y ella intentaba cargar tres pesadas bolsas.

“¡Justo estaba orando para que alguien me ayudara!”, respondió sorprendida.

Cruzamos la calle, pasamos por la plaza y llegamos a su casita. Mientras caminaba, dijo: “No sabes cuán agradecida estoy a Dios por responder mi oración. Estoy tan desanimada estos días… Vivo sola. Tengo 85 años, soy viuda y no tengo hijos. Quiero que ores por mí. Tengo tantas luchas internas. ¿Tú también tienes luchas?”

Sonreí para mis adentros y pensé: Si supiera…

Oramos juntas, le agradecimos a Dios por ser tan claro con su amor y providencia y leímos lo siguiente:

“No hay nada que parezca más impotente que el alma que siente su insignificancia y confía plenamente en Dios, y en realidad no hay nada que sea más invencible” (Profetas y reyes, p. 129).

Nos abrazamos y nos despedimos. 

Llegué tarde al ensayo, pero no importaba. Sabía que había tomado la decisión correcta y llegué justo para escuchar: “…Su pueblo somos, salvará a los que busquen al Señor. Ninguno de ellos dejará. Él los ampara con su amor”.

En el reloj de Dios las cosas suceden justo a tiempo. Él sabe todas las cosas. Entre ellas, sabe de nuestras luchas internas y, si se lo permitimos, va a ganar la victoria para siempre.

Hoy no dudes al escuchar esa voz que te llama a ir en contra de tu egoísmo. Dios te recompensará grandemente.

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