«Hermanos, tomando en cuenta el amor que Dios nos tiene, les ruego que cada uno de ustedes se entregue como sacrificio vivo y santo; este es el único sacrificio que a él le agrada» (Rom. 12:1, NBV)
Si fueras una persona de treinta años, y no estuvieras bien de salud y no tuvieras familiares cercanos a los cuales dejar todo lo que posees, ¿a quién escogerías como tu heredero? Un brasileño anónimo se enfrentó a esta disyuntiva y escogió como su heredero a alguien que, siendo sinceros, no necesitaba su dinero: la estrella del fútbol Neymar Jr.
El desconocido caballero justificó su decisión de esta manera: «Me gusta Neymar, me identifico mucho con él. También sufro con la difamación, también soy muy familiar y la relación con su padre me recuerda mucho a la mía con mi padre, que ya falleció. No estoy muy bien de salud y, por eso, realmente vi que no tengo a quién dejarle mis cosas… No me gustaría que el gobierno o familiares con los que no me llevo bien se quedaran con mis cosas».
Al leer la noticia, me sorprendió la capacidad que tenemos de actuar cuando, según las palabras del caballero, «nos identificamos» con alguien. Logramos experimentar el sufrimiento ajeno, contemplamos nuestras relaciones desde su perspectiva y nos sentimos plenamente dispuestos a darlo todo, incluso cuando la persona en cuestión no requiere nada de lo que podríamos ofrecerle.
¿No crees que esa situación recoge lo que sucede en el plano espiritual? Cuando nos sentimos completamente identificados con Dios nuestra perspectiva de la vida cambia. Sufrimos ante la injusticia, nos molesta el pecado a la vez que amamos al pecador y nos sentimos completamente cómodos y seguros entregándolo todo por nuestro Señor.
Conozco creyentes que se sienten ofendidos cuando el pastor invita a la congregación a entregar parte de nuestros recursos a la causa de Dios y también conozco pastores que no quieren hablar del tema porque temen hacer sentir mal a las personas. Pero cuando comprendemos lo bueno que Dios ha sido con nosotros y nos identificamos con él, sentimos el deseo no solo de darle nuestros recursos, sino también nuestro tiempo, nuestra influencia, y toda nuestra vida. Hoy te invito a preguntarte: ¿Con quién te sientes identificado?
