Flotando en el mar de la esperanza
«Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho» (Salmo 142: 5-6).
Un padre y su hija de diez años, ambos eran buenos nadadores, entraron al mar desde un balneario para disfrutar un rato en el agua. Sin embargo, una vez que se alejaron de la playa, el padre notó que la corriente los estaba arrastrando mar adentro. Sabía que debía hacer algo de inmediato o estarían en peligro. Por ello, dijo a su hija: «Regresaré al balneario a buscar ayuda. Si te cansas, ponte de espaldas, porque así podrás flotar durante todo el día si es necesario. Volveré a buscarte».
Después de un tiempo, varias embarcaciones buscaron a la niña en la zona. Al cabo de cuatro horas de búsqueda, la encontraron flotando en el mar, muy adentro de la costa. Flotaba tranquilamente y sin mostrar signos de miedo. La gente en la playa se alegró mucho al ver que la niña estaba a salvo. Le preguntaron cómo había sobrevivido y ella respondió con calma: «Mi papá me dijo que volvería por mí y me aseguró que podía flotar todo el día. Así que nadé y floté, sabiendo que él volvería».
Mantener la fe y la esperanza en el retorno de Cristo es fundamental para los jóvenes en el mar de la vida. Nuestro Señor Jesucristo, antes de ascender al cielo, prometió: «Vendré otra vez» (Juan 14: 3). Aquellos que tienen esta esperanza deben esforzarse por mantenerse a flote, y para ello deben aferrarse a su fe en la promesa de Cristo.
La Biblia nos dice: «Cuando Jesucristo aparezca seremos como él, porque lo veremos tal como es. Y todo el que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, de la misma manera que Jesucristo es puro» (1 Juan 3: 2-3). Por lo tanto, aquellos que tienen esta esperanza deben esforzarse por mantenerse puros y limpios, siguiendo los mandamientos y las enseñanzas de Jesús, para estar preparados para su retorno. Mantener esta esperanza y fe en Cristo les ayudará a mantenerse a flote en el mar de la vida, y les permitirá enfrentar cualquier desafío con valentía y determinación.
¿Cómo puedes prepararte y, a la vez, compartir tu esperanza en el retorno del Señor con otros jóvenes que se sienten perdidos o desanimados?