Matutina para Jóvenes | Viernes 11 de julio de 2025 | Dos horas y cuarenta minutos

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Matutina para Jóvenes

«Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina» (2 Tim. 1:7, NTV)

Como usuario de iPhone ya estoy acostumbrado a recibir el típico mensaje de Apple con las estadísticas sobre el tiempo que paso frente a la pantalla de mi celular. A principios de 2023 tomé la determinación de reducir el tiempo promedio, especialmente mirando reels y shorts, pues dos horas con cuarenta minutos de promedio diario es demasiado (sí, ese era mi promedio). A finales de 2023 logré reducir mi promedio a una hora con veinticinco minutos al día. Fue difícil, pero ahora me siento más en control de mi teléfono y mi vida, aunque todavía tengo mucho por mejorar.

Para alcanzar nuestros objetivos en la vida, necesitamos tener dominio propio. La Biblia presenta el dominio propio como un fruto del Espíritu (Gál. 5:22-23). El dominio propio es la habilidad de controlar nuestros impulsos, emociones y deseos, para vivir en consonancia con la voluntad de Dios.

Lamentablemente, hoy no está muy de moda el tema del dominio propio. Por paradójico que parezca, no queremos estar al control de nuestras emociones y sentimientos, nos gustar dejarnos llevar «por la emoción del momento». Como Félix cuando escuchó a Pablo (Hech. 24:25), nos asusta la idea de estar en el asiento

del conductor de nuestras vidas, pero la alternativa solo conlleva a una vida vacía y a la esclavitud de nuestros impulsos y del pecado.

Hoy necesitamos dominio propio para no dejarnos distraer por las redes sociales, sino usarlas con responsabilidad, sin descuidar nuestra relación con Dios y con los demás. Necesitamos dominio propio para manejar nuestro dinero y ser buenos mayordomos de lo que Dios nos ha confiado, gastando lo necesario, ahorrando lo prudente y compartiendo lo posible. También necesitamos dominio propio en lo que respecta a la sexualidad. El sexo es un don de Dios que debe expresarse solo dentro del contexto del matrimonio entre un hombre y una mujer. El dominio propio nos ayuda a respetar nuestro cuerpo y el de los demás, evitando la inmoralidad sexual, la pornografía, el adulterio y otras perversiones que dañan nuestra integridad y nuestra dignidad.

¿Es difícil tener autocontrol? Sí, pero carecer de él es como ser «una ciudad con las murallas destruidas» (Prov. 25:28, NTV). La buena noticia es que «Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina» (2 Tim. 1:7, NTV).

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