Signos y palabras
“Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá” Mateo 7:7.
Una visita a un zoo no está completa si no te detienes a ver los monos y los grandes gorilas. Creo que son fascinantes. Es divertido verlos hacer algunas de las cosas que la gente hace todos los días. Es cierto que ningún chimpancé del zoo ha intentado hablarme, pero aprendí que hay simios que hablan por señas.
A Penny, que buscaba un experimento para sus estudios de posgrado, le presentaron a Koko, una gorila que nació el 4 de julio de 1971 en el zoo de San Francisco. Penny pidió al zoo y a su escuela, la Universidad de Stanford, que le dejaran intentar enseñar a Koko a hablar en lenguaje de signos, y estos aceptaron.
Como los gorilas no tienen cuerdas vocales, el único lenguaje útil sería el de signos. La primera palabra que aprendió Koko fue “beber”. Para hacer el signo de “beber”, cierra el puño con el pulgar hacia arriba y luego llévate el pulgar a la boca. Cuando con ese signo Koko consiguió una botella de leche, aprendió rápidamente más signos como el signo de “comer”, con el que Penny le daba de comer. Dos meses después, su vocabulario había aumentado a ocho palabras.
Aunque podía ser muy buena estudiante, Koko también podía ser muy testaruda. Tardó dos meses en aprender la palabra “huevo”, porque no le gustaba, y solo un minuto en aprender “baya”, porque le encantaban las bayas.
Puede que Koko no siempre consiguiera lo que pedía, pero pronto aprendió a intentarlo. A Jesús le gusta que le pidamos lo que necesitamos, y no tenemos que usar signos para ello. Podemos hablar con él utilizando nuestras propias palabras.
Dee