Manasés
“El Señor habló a Manasés y a su pueblo, pero no le hicieron caso […]. Pero cuando se halló en aflicción invocó al Señor su Dios, y se humilló profundamente ante el Dios de sus antepasados” (2 Crónicas 33:10, 12).
Manasés empezó a reinar cuando tenía doce años. Fue el rey que más profanó el Templo, favoreció la idolatría y persiguió a los sacerdotes y a los profetas que querían seguir la voluntad de Dios. ¡Y eso que su padre, Ezequías, había sido fiel a Dios! Recuerda: tú tomas tus propias decisiones. Podemos tener una familia que ame a Dios o no, pero la decisión de ser amigo de Jesús es solo tuya.
Manasés reinó cincuenta y cinco años. Él impulsó la adoración a las estrellas y puso encantadores y adivinos. En consecuencia, Dios se comunicó con el pueblo y les advirtió lo que sucedería con tres ejemplos.
En primer lugar, Dios anticipó la caída de Judá comparándolo con un fuerte ruido. Dios les avisó que lo que iba a ocurrir sería tan malo que a las personas les iban a doler los oídos solo de escuchar la catástrofe que se acercaba. Hoy Jesús le anticipa al mundo que falta muy poco para que regrese a buscarnos, y a destruir el pecado. Dios va a poner fin a la maldad. Si ese mensaje nos inquieta los oídos porque estamos lejos de él, pidámosle perdón y preparémonos.
En segundo lugar, Dios destaca cómo fue tratada y juzgada Samaria (en el reino del norte) en los días de Acab. Así sería evaluado Judá: sería llevada al cautiverio y destruirían sus ciudades.
Por último, ilustra a Judá con un plato muy sucio que se friega con fuerza y luego se pone boca abajo; Judá quedaría desolada (2 Rey. 21:12, 13).
El juicio empezó por la casa del rey. Manasés fue llevado cautivo a Babilonia. Entonces, oró a Dios y le pidió misericordia. Se arrepintió de todo el mal que había causado. Dios escuchó su oración, lo perdonó, lo libertó, y le permitió regresar a Jerusalén y reparar gran parte del daño que él mismo había causado (2 Crón. 33:13-16).
Si alguna vez pensaste que Dios no te puede perdonar, si te avergonzaste de tus errores, o pensaste que Dios no escucharía tu oración, recuerda que si Dios perdonó a Masanés, puede perdonarte cualquier error o debilidad.