Un caballo salva a una amiga
Nunca abandones a tus amigos ni a los amigos de tu padre. Proverbios 27: 10
Según mi diccionario, un amigo es «una persona a la que conoces bien y aprecias con afecto y confianza». Entre animales, es difícil saber exactamente en qué consiste una amistad, pero la historia del caballo de Jay, define la amistad tan bien como cualquier diccionario.
Todas las tardes, cuando Jay pasaba a ver cómo estaban sus caballos, estos siempre acudían a su llamado. Sin embargo, una tarde en particular, ninguno de los caballos llegó. Llamó y llamó, y finalmente el caballo de su hijo recorrió parte del camino para ir a su encuentro. Pero entonces se detuvo, dio media vuelta y volvió corriendo al prado, donde la maleza era muy espesa. Jay volvió a llamar. El caballo de su hijo volvió a recorrer parte del camino, luego dio la vuelta y corrió de nuevo hacia el prado. Fue entonces cuando Jay decidió seguirlo.
El caballo corrió delante, girándose a menudo para ver si Jay lo seguía. Pronto Jay vio una yegua mayor, que estaba enredada en una valla de alambre de púas. Sus patas traseras sangraban por estar enredadas en el afilado alambre. Mientras Jay intentaba liberar a la yegua herida, el caballo apoyaba la cabeza en su lomo y emitía unos gemidos bajos. En cuanto la yegua estuvo libre, los dos caballos se lanzaron a través de la maleza y corrieron hacia el prado abierto como dos niños felices.
Es fácil ser amigo de alguien que te ha invitado a su fiesta de cumpleaños o te ha hecho un regalo de Navidad. Pero los verdaderos amigos permanecen juntos, incluso en los momentos difíciles.