En busca del tesoro
“Porque Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:6, RVR 95).
Ser sabios suena bien, pero estar dispuestos a “seguir los requisitos” para serlo es todo un desafío. Proverbios 2 nos presenta cuatro requisitos para obtener sabiduría:
“Si recibes mis palabras” (vers. 1).
“Si inclinas tu corazón a la prudencia” (vers. 2).
“Si invocas a la inteligencia” (vers. 3).
“Si la buscas como si fuera plata y la examinas como a un tesoro” (vers. 4).
De los cuatro requisitos el cuarto llama mucho la atención. ¿Qué estarías dispuesto a realizar con tal de encontrar un tesoro? Presta atención a esta historia verídica. En 1849, en California miles de personas del noreste de los Estados Unidos y de otros países estuvieron dispuestas a viajar muchos kilómetros rumbo a San Francisco y Sacramento por una sola razón: encontrar oro. Estas personas, conocidas como los 49 porque llegaron en 1849, arriesgaron sus vidas para obtener el codiciado metal. En aquel año, San Francisco contaba con solo 50.000 habitantes; pero tres años después, en 1852, tenía 150.000. La gente estuvo dispuesta a separarse de sus familias, habitar lugares inhóspitos, vivir en tiendas de campaña, trabajar arduamente, con tal de encontrar oro. Sin dudas, la tarea no fue nada sencilla, los obreros trabajaron mucho con diferentes herramientas para extraerlo.
En nuestra vida espiritual ocurre algo semejante: para buscar, apreciar y atesorar las verdades bíblicas que nos hacen sabios se necesita mucho más que solo leer la Biblia durante cinco minutos o asistir a la Iglesia los sábados. Se requiere pasar tiempo de calidad con Dios, con oración y estudio de su Palabra. Ora para obtener esa sabiduría que transforme tu estilo de vida.
