Matutina para Mujeres 13 de Febrero de 2021

Matutina para Mujeres 13 de Febrero de 2021

Los niños también tienen sentimientos

“¿Acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré” (Isa. 49:15).

El psicoanalista René Spitz expresó: “La inanición física es tan pe­ligrosa como la inanición afectiva. Sin la satisfacción emocional, los niños mueren”. Los niños tienen emociones profundas. Es triste y la­mentable cuando los padres no toman en cuenta los sentimientos de los niños, y estos reciben humillaciones y son constantemente avergonzados frente a otras personas. 

Los niños necesitan crecer y desarrollarse en un ambiente de seguridad dentro de su hogar, donde sepan que no serán criticados, censurados ni aver­gonzados; donde haya respeto, consideración y tolerancia para la naturaleza infantil. Cuando el niño se siente atropellado, se vuelve rebelde y agresivo. A medio y largo plazo presentará conductas antisociales con sus iguales y con toda persona que represente autoridad. 

Los niños y los jóvenes necesitan sentirse aceptados; esto sucede adecua­damente cuando los padres son capaces de elogiar sin ser permisivos, y de reconocer sus logros por muy pequeños que estos parezcan. Los padres tie­nen el deber de crear un ambiente cordial en el seno familiar, de modo que ningún hijo quede excluido; cuando un niño es “señalado” y queda confina do al aislamiento, recibe un daño emocional cuyas secuelas arrastrará hasta su vida adulta. Recuerda que cada uno de tus hijos es un individuo. Nunca lo compares con otro niño, ni con sus hermanos; cada quien tiene su propio “ritmo” de desarrollo y su propio “lente” por donde percibe el mundo que lo rodea. La maternidad es un desafío. Es posible que hoy te hayas levantado pre­sionada por las demandas de tus hijos y te sientas abrumada e impaciente. Los niños van y vienen, corren y juegan, ríen y lloran, y a veces pelean entre ellos, haciendo que tu día sea interminable. Elena de White dice:

“Ma­dres, dejen que su corazón se abra para recibir la instrucción de Dios, recordando siempre que deben hacer su parte de conformidad con la voluntad de Dios. Deben colocarse en la luz y buscar la sabiduría de Dios, con el fin de saber cómo obrar, para que reconozcan a Dios como el obrero princi­pal, y comprendan que ustedes son colaboradoras juntamente con él” (Con­ducción del niño, p. 64).

En esta labor sagrada, Dios es tu ayudador y sustentador. Cada mañana, antes que tus hijos se despierten, corre en busca de dirección divina. Recibe la bendición de su presencia y la tarea del día con tus hijos será dirigida por él.

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