Matutina para Mujeres | Lunes 12 de mayo de 2025 | ¿Quién mató a Hipatia?

Matutina para Mujeres | Lunes 12 de mayo de 2025 | ¿Quién mató a Hipatia?

Matutina para Mujeres

«La ira es cruel, y el furor es impetuoso,

pero ante la envidia, ¿quién puede sostenerse?» (Proverbios 27:4, RVC).

Hipatia de Alejandría gozaba tanto de belleza física como intelectual. Disfrutaba realizar estudios sobre matemáticas y astronomía, así como leer obras de otros pensadores para seguir desarrollando su intelecto. Sus alumnos, y el mismo pueblo, la tenían en alta estima por su sencillez y su atinada manera de hablar y conducirse. Cierto día, llegó a la ciudad Cirilo, el obispo cristiano de Alejandría, quien, pasando frente a la casa de Hipatia, notó el tumulto de gente y de caballos. Cuando preguntó qué sucedía, le dijeron que era la

casa de la filósofa y que ella estaba saludando al pueblo. La mayoría de los historiadores afirma que fue ese el momento cuando Cirilo sintió envidia. En marzo del año 415, frente a su casa, un grupo de hombres cargados de ciego furor, arremetieron contra ella, dándole una muerte horrorosa y quemando su cuerpo.

Entonces, ¿quién mató a Hipatia? La envidia. Dice el verso de hoy: «Ante la envidia, ¿quién puede sostenerse?» Con ella como motivación, los hombres son capaces de cometer los más terribles actos en contra de sus semejantes. Como hijas de Dios, debemos suplicar al Señor que no nos permita darle el más mínimo espacio a la envidia en nuestro corazón. En nuestros centros de adoración a Dios, no deberían existir corazones invadidos por ella, pues un corazón envidioso no es un sincero adorador. Respecto a la muerte de tan ilustre mujer, el historiador cristiano Sócrates el Escolástico escribe: «Seguramente nada puede estar más lejos del espíritu de la cristiandad que el consentimiento de masacres, luchas y asuntos de esta clase».

Aquella fue una afirmación certera, pues nos llamamos cristianos por pertenecer a Cristo, pero no hay un solo rastro de que la envidia haya sido uno de los ejemplos que nuestro Cristo nos dejara.

Querida amiga, agradece hoy a Dios por lo que te ha dado. En un corazón agradecido no hay lugar para la envidia. Usa tus dones en su servicio sin desear tener los dones de otros. La buena noticia es que Dios te ha provisto de capacidades únicas que puedes usar para dar el mensaje del evangelio en el mundo. Preocúpate por hacerlo de la mejor manera.

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