
«Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía» (Juan 4:6).
El pozo de Jacob ubicado en Wimberley, Texas, en Estados Unidos, es un manantial de 40 metros de profundidad que consta de sistemas de cuevas y acuíferos subacuáticos, los cuales atraen a muchos turistas y buzos. De este pozo manan aguas limpias y puras, y las cuevas representan un desafío para los amantes de los deportes extremos. Sin embargo, la peligrosidad del manantial ha cobrado la vida de al menos ocho personas quienes, en busca de una aventura, encontraron en las cuevas una muerte prematura.
Entre los montes Gerizim y Ebal se encuentra otro pozo de Jacob. Este pozo era la fuente de aguas limpias y puras para los habitantes de Samaria. Allí las mujeres acudían a buscar agua para sus familias, pero una en especial iba al pozo cuando no había nadie que la molestara. Cierto día junto al pozo descansaba un hombre que había ido a buscarla. Aunque ella no lo sabía, Jesús no estaba allí por casualidad.
La conversación la hemos oído en repetidas ocasiones y, probablemente hasta hoy, hemos pasado por alto las palabras de Jesús: «El que bebe del agua que yo le daré no volverá a tener sed». Aquella mujer era un alma que moría lentamente, sumergida en la soledad y el desamor. No sentía motivos para vivir, pero al tener su encuentro con el Maestro en el pozo de Jacob, encontró la verdadera fuente de perdón y vida.
El fascinante pozo de Jacob en Texas está catalogado como uno de los más peligrosos del mundo. En contraste, el otro pozo de Jacob ofreció a la mujer la más maravillosa experiencia restauradora. La buena noticia es que no tienes que ir a Palestina. El pozo de Jacob, donde Jesús espera por ti, está aquí mismo; tu lugar de oración puede convertirse en aquel pozo del cual mana agua de vida para vida.
Tu estudio de esta mañana no es casualidad, si estás aquí es porque Jesús tenía una cita contigo. Cuéntale todo al Maestro, aunque él ya lo sabe.La restauración y el perdón solo vienen después de una sincera confesión. En la vida existen dos pozos. Uno ofrece placer y muerte; y el otro ofrece paz y vida. ¿A cuál irás?

