«Todos ellos junto con sus familias estaban capacitados para tocar música delante del Señor, y todos—
doscientos ochenta y ocho en total—eran músicos por excelencia» (1 Crónicas 25:7).
El Coro de niños cantores de Viena, en Austria, es el más grande del mundo. Las voces de estos pequeños son educadas desde una edad muy temprana en el palacio Augarten, donde también reciben su educación escolar y son instruidos en algún oficio. Data del año 1498 y fue fundado por el emperador Maximiliano I de Austria, quien ordenó formar un coro para acompañar los cantos en las misas. Muchas solicitudes llegan para integrarse al coro, pero para ser aceptado se debe aprobar uan serie de pruebas de calidad que van desde aptitud física, intelectual y, sobre todo, vocal. Solo aproximadamente cien niños forman parte del coro y son divididos en cuatro coros de unos 25 integrantes cada uno, los cuales se turnan para ir de gira por el mundo. Aunque son aceptados en el palacio para su preparación desde los cuatro años, solo cuando cumplen 10 años son ingresados al coro y pueden permanecer hasta los 15 años. ¿Puedes imaginar qué privilegio es pertenecer a tan prestigioso coro?
Mucho antes de que el Coro de niños cantores de Viena existiera, el rey David también ordenó formar un equipo especial que sirviera al Señor con alabanzas y era aproximadamente tres veces más grande. El canto
en adoración a Dios es un elemento que no puede faltar en nuestras vidas, ya sea en iglesias o en casa; es un recurso vital para una buena comunicación con el Cielo. En ocasiones, he escuchado expresiones de amigas y hermanas que anhelan poder cantar o pertenecer a un coro, pero aseguran no poder hacerlo por falta de talento.
Los niños cantores de Viena se preparan durante seis años para hacer su primera presentación y solo pueden permanecer cinco años en el coro. ¿Has pensado que nuestra estadía en la tierra es la oportunidad que tenemos para prepararnos para cantar un día en el gran coro celestial? Imagina el momento cuando estemos en el palacio del Rey del universo, practicando para la gran presentación que será en las Bodas del Cordero. Seremos parte del coro más grande del universo.
La buena noticia es que allí todas tendremos el don del canto para alabar a nuestro Padre amado. Una vez que pasemos a formar parte del coro celestial, nunca más saldremos del él. Cantaremos eternamente a nuestro Redentor.