Matutina para Mujeres | Lunes 28 de julio de 2025 | Perdona a tu ofensor indirecto

Matutina para Mujeres | Lunes 28 de julio de 2025 | Perdona a tu ofensor indirecto

Escuchar esta entrada:

Matutina para Mujeres

«No obstante, ahora es tiempo de perdonarlo y consolarlo; de otro modo, podría ser vencido por el desaliento.» (2 Corintios 2:7).

–Yo no los perdono –le dije a mi esposo.

Mis argumentos eran que aquellas personas le habían hecho mucho daño a la iglesia (no a mí) y no creía en su verdadero arrepentimiento. Sin embargo, al leer la historia bíblica de hoy, comprendí que no me correspondía juzgarlos. Aquella noche ,mientras escribía, decidí perdonar a quienes literalmente no me había hecho nada. Era una ofensa indirecta, pero yo me sentía parte de un daño colateral.

«Es tiempo de perdonarlo», les dice Pablo a los corintios, quienes claramente se empeñaban en no perdonar y recordar el pecado que esa persona, de quien no sabemos el nombre, había cometido en el pasado. La conducta del ofensor había sido reprochada muchas veces por sus hermanos de iglesia. Así lo describe Pablo en el verso seis: «La mayoría de ustedes se le opusieron, y eso ya fue suficiente castigo». «No obstante, ahora es tiempo de perdonarlo y consolarlo; de otro modo, podría ser vencido por el desaliento» (vers. 7), suplica el apóstol. Claramente estaba demostrando que si bien, la reprensión que se le había impuesto al ofensor era justa, ya no era más necesaria dado su arrepentimiento. Esta manera de tratar a quienes han errado el camino sigue siendo una guía para tratar hoy con los ofensores.

¿Cuántas veces hemos actuado como los corintios? La disciplina impuesta jamás debiera ser un símbolo de castigo, sino de restauración. Y, una vez arrepentido el pecador, ¿quién soy yo para no perdonarlo? La congregación donde abunda la falta de perdón entre hermanos y donde, en lugar de restaurar, destruyen, son iglesias estancadas, que no avanzan hacia la patria celestial. Por mucho que se predique, se cante, se ore y se lea la Biblia, si estamos llenos de rencor y resentimiento, el Espíritu Santo no habitará en nosotros.

Finalmente, Pablo les dice que si no perdonan, Satanás va a sacar ventaja porque su malévolo plan es precisamente que no nos perdonemos. Y es evidente que el que sabe perdonar, tiene a Cristo en su corazón. El que no sabe perdonar, tiene a Satanás en su corazón. Y como sabemos que los dos juntos no caben en el mismo corazón, si no tenemos a Cristo, automáticamente, tenemos al otro. Cede el espacio a Jesús, perdona a los demás y tú misma serás perdonada.

Deja una respuesta