Matutina para Mujeres | Miércoles 02 de Agosto de 2023 | En manos de Babilonia

Matutina para Mujeres | Miércoles 02 de Agosto de 2023 | En manos de Babilonia

En manos de Babilonia

Guedalías les aseguró bajo juramento: “No tengan miedo de someterse a los caldeos. Quédense a vivir en el país, sométanse al rey de Babilonia, y les irá bien”. Jeremías 40:9, DHH.

Jeremías fue profeta durante cinco reinados diferentes (los últimos cinco reyes de Judá), y sufrió muchas penalidades por llevar a cabo su misión. Bajo el reinado de Sedequías, el profeta fue azotado y encerrado en la casa del escriba Jonatán (Jer. 37:15, 16), la cual habían convertido en cárcel. Allí, el rey lo visitó para interrogarlo acerca de las profecías (vers. 17) y confesó su miedo. “Sedequías respondió: ‘Tengo miedo de los judíos que se han pasado a los caldeos; si caigo en manos de ellos, me torturarán’ ” (Jer. 38:19, DHH). Donde no hay temor de Dios, el miedo reina.

El rey permitió a Jeremías salir al patio de la cárcel durante poco tiempo, y desde allí daba su mensaje. Entonces lo culparon de debilitar a los soldados que quedaban, y lo echaron a una cisterna llena de barro. Allí Jeremías por poco muere, si no hubiese sido por la bondad e intercesión de un extranjero etíope, Ebed-melec. Cuando Babilonia tomó a Judá tal como había sido profetizado, Dios no olvidó la bondad del extranjero con su siervo en tiempo de necesidad. El mismo profeta debía llevarle la buena noticia de protección de su vida. Dios honró a este desconocido caballero que arriesgó su carrera y su vida por rescatar al siervo de Dios. Cuando elegimos hacer lo correcto, aunque la recompensa se demore, siempre llega.

Gedalías fue nombrado representante del gobierno babilónico entre los judíos, y el capitán de la guardia trató cortésmente a Jeremías, como un representante de Dios que había instado al pueblo a someterse. Le permitió ir donde quisiera, pero decidió quedarse con los pocos sobrevivientes de lo que una vez fuera la orgullosa Judá. El miedo azotaba a los pocos que quedaban. ¡Cuán diferente habría sido la historia si Judá hubiese atendido a las amonestaciones de Jeremías! Los últimos eventos pasaron muy rápido: el palacio del rey y el templo fueron quemados, las murallas fueron derribadas, dejando la ciudad en ruina total, con solo un puñado de sobrevivientes. “Es la estrategia especial de Satanás inducir a los hombres a pecar, y luego dejarlos sin defensa ni esperanza, pero con temor de ir en busca de perdón. Pero Dios los invita así: ‘Echen mano esos enemigos de mi fortaleza, y hagan paz conmigo. ¡Sí, que hagan paz conmigo!’ (Isa. 27:5, V.M.) En Cristo han sido tomadas todas las medidas, y se ofrece todo aliento” (PR, p. 241).

Escucha las advertencias de la Biblia y sé fiel en medio de cualquier crisis.

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