Matutina para Mujeres | Miércoles 10 de Mayo de 2023 | Dios y las costumbres

Dios y las costumbres

Aunque temían a Jehová, honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido trasladados. 2 Reyes 17:33, RV95.

En Samaria se celebraba una extraña mezcla entre reverencia a Dios y adoración a dioses paganos. Un sacerdote desconocido fue contratado por el rey asirio para enseñar a los habitantes a temer a Jehová (2 Rey. 17: 28). Su enseñanza contenía elementos de la fe verdadera mezclados con el paganismo idolátrico de culturas cercanas.

Se necesitan pastores y dirigentes de iglesia que se mantengan íntegros y obedientes a un así dice Jehová, que sean estrictos en cumplir la Palabra de Dios, que mantengan pura la doctrina sin ninguna estimulación extravagante. La falsa ciencia, manifestada en espiritismo, escepticismo, apostasía, amor libre y fanatismo son señuelos que Satanás utiliza con éxito arrollador.

Quien acepta la responsabilidad de ser vocero de Dios debería mantenerse cerca del gran Pastor y comprometerse a recibir y transmitir solo la verdad. Que ensalce a Cristo en cada tema presentado, esa será la única garantía para no caer en las redes del enemigo. Existen ministros populares que, para ganar el afecto de la feligresía, se apartan de los mandamientos de Dios y enseñan como verdad las costumbres y tradiciones que los miembros desean oír. El párrafo siguiente, fue una declaración del enemigo mostrada en visión a Elena de White:

Tendré en el terreno, como agentes míos, a hombres que sostendrán falsas doctrinas mezcladas con suficiente cantidad de verdad como para engañar a las almas. También tendré incrédulos presentes, quienes manifestarán dudas con respecto a los mensajes de advertencia que envía el Señor a su iglesia. Si la gente leyera y creyera esas admoniciones, tendríamos poca esperanza de vencerlas. Pero si podemos apartar su atención de esas advertencias, permanecerán ignorantes de nuestro poder y astucia, y los retendremos en nuestras filas. […] Si podemos mantener a las almas engañadas por cierto tiempo, la misericordia de Dios se apartará, y él nos las entregará para que las controlemos completamente. Debemos producir distracción y causar división. Debemos destruir su ansiedad por la salvación de su propia alma, e inducirlos a criticar, a juzgar, a acusarse y a condenarse mutuamente, a abrigar egoísmo y enemistad. (TM, p. 475).

El poder del mal únicamente puede ser mantenido en jaque por el poder de Dios. Aprópiate de ese poder.

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