Matutina para Mujeres | Miércoles 14 de mayo de 2025 | Osa perezosa

Matutina para Mujeres | Miércoles 14 de mayo de 2025 | Osa perezosa

Matutina para Mujeres

«Por la pereza se hunde el techo,

por el ocio gotea la casa» (Eclesiastés 10:18).

Si has tenido la oportunidad de ver caminar a un oso perezoso, has de imaginar el motivo de su adjetivo. La lentitud y la vacilación con la que se mueve hacen, sin duda, honor a su nombre.

Omar es un chico que entró al coro que yo dirigía. Al oírlo cantar por primera vez, le di indicaciones de practicar mucho, pues desentonaba en gran manera las notas, y su voz potente sobresalía entre todas. A la semana siguiente, lo cité más temprano que los demás para dedicarle un tiempo especial, pero para mi sorpresa no se sabía la letra del canto ni la melodía.

–¿Cuántas veces practicaste? –le pregunté.

–Una –me respondió.

Después de darle una indicación más firme que la semana anterior y animarlo a practicar, regresó a la tercera semana. Ahora, lo veía seguro y presté especial atención a su voz. Ahora, sabía la letra del canto y llevaba mejor la melodía. Aunque todavía presentaba dificultades en algunas partes, se notaba que se había esforzado.

El texto de hoy es claro al decir que, debido a la pereza, las cosas que emprendemos no tienen mayor resultado y terminan derrumbándose. La flojera nos hace tener resultados mediocres y no hay lugar para la excelencia. Hacer las cosas a medias en la vida cristiana, también trae como consecuencia derrumbes espirituales.

He visto, con tristeza, un grupo de niños distraídos en el rincón infantil porque la maestra no aprendió la historia y solo tiene los ojos fijos en el cuaderno. He visto escuelas sabáticas sin participación porque los alumnos no aprendimos el versículo de memoria, solo por mencionar algunos ejemplos.

En muchas ocasiones, la iglesia actual ha sido comparada con la iglesia de años atrás y siempre resultan ser mejores ellos que nosotros. Esto podría ser cierto si no salimos de nuestra pereza, flojera y tibieza espiritual.

Querida amiga, comencemos por nuestra persona hoy. Aprende un salmo o un versículo y, si te dan una participación, procura aprender el relato de memoria. Dios te ha dado la capacidad de hacerlo, no dejes que la pereza derrumbe tu casa. El secreto está en esforzarse e intentarlo una y otra vez hasta que quedes

satisfecha y sientas que la ofrenda que vas a darle a Dios, es lo mejor que puede salir de ti.

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