Matutina para Mujeres, Miércoles 24 de Marzo de 2021

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¿Tienes un matrimonio feliz?

“Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona” (Efe. 5:31).

Algunos piensan que tener un matrimonio feliz es una mera cues­tión de suerte. También aseguran que es después de la boda cuando salen a la luz detalles que se ocultaban muy bien en el noviazgo. Esto tiene una parte de verdad.

En realidad, es después del casamiento, en la rutina de la vida cotidiana, cuando los cónyuges comienzan a notar, con sor­presa, aspectos del otro que no habían podido descubrir antes. Pero, fuera de esto, construir un matrimonio feliz poco tiene que ver con la suerte; es sobre la base del amor incondicional, la entrega y el sacrificio como se logra ir poco a poco labrando la felicidad de la pareja. Sin embargo, es algo en lo que no muchas esposas y esposos están dispuestos a invertir. 

El amor incondicional se demuestra a través de una actitud generosa de ayuda a pesar de las circunstancias. Significa dar intimidad sin atropellar los límites personales. Actúa con respeto a la individualidad y la originalidad per­sonal, sin intentar imponer modos de ser y de hacer.

La satisfacción matrimo­nial se crea en una relación de igual a igual, donde cada uno de los cónyuges se siente comprendido y respetado por el otro, consciente de que es una rela­ción de dos, no de uno que manda y otro que obedece. Es en este contexto donde surge el “nosotros”, basado en la libertad plena, en la ayuda mutua y en la aceptación incondicional de los defectos y virtudes propios y ajenos. La dignidad, otorgada por Dios, es la bandera que enarbola un matrimonio feliz. Amo al otro porque es, al igual que tú, un hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza. 

El único triángulo que la Biblia permite en el matrimonio es aquel que forman el esposo, la esposa y Dios. Él es quien sustenta, provee y fortalece cuan­do el amor conyugal se ve opacado o se ve amenazado por las circunstancias adversas que llaman a la puerta del hogar. No es posible dejar en manos de la suerte la felicidad matrimonial, pues esta se construye únicamente en Dios y con Dios. Considera el siguiente acrónimo:

D = Dialogar para construir puentes y derribar muros.

I = Ignorar los defectos y exaltar las virtudes. 

O = Olvidar las ofensas para permitir el perdón.

S = Satisfacer las necesidades básicas de sobrevivencia humana.

Que Dios bendiga tu matrimonio.

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