Bondad ejemplar
“¡Qué bondadoso es el Señor! ¡Qué bueno es él!” (Salmo 116:5 p.p., NTV).
Había una vez un niñito que vivía en una aldea de montaña. Este niño tenía una personalidad encantadora. Era cortés por naturaleza, y parecía que sus manos voluntarias estaban siempre listas para servir a otros de manera totalmente desinteresada.
Todos en la aldea lo conocían. Desde pequeñito parecía que vivía para beneficiar a otros. Él era miembro de una familia pobre; por ello no solo ayudaba en los quehaceres del hogar, sino también trabajaba en el taller de su papá. ¿Cómo crees que tomaba él este asunto? ¿Era un amargado por tener que trabajar cuando otros niños de su edad se la pasaban jugando? No. Todos los que lo conocía, sabían que lo caracterizaba su alegría constante. Muchos que pasaban frente al taller donde él trabajaba podían oír que expresaba su alegría cantando himnos de agradecimiento. Con algo tan sencillo como el canto, parecía perfumar el ambiente con la fragancia del Cielo, logrando que los demás se elevaran por sobre los pesares de esta Tierra y sintieran más cerca la Patria Celestial.
Este niño fue creciendo hasta llegar a ser un joven. Y seguía siendo un ayudador nato. Su simpatía y ternura alegraban y cambiaban el día de todos los que tenían contacto con él: ancianos, niñitos, personas tristes o preocupadas. ¡Hasta los animalitos eran más felices a causa de su presencia! Parecía que no había nada tan insignificante que no mereciese su atención o su ayuda. No tenía problema en agacharse a aliviar un pajarito herido. Era una persona capaz de simpatizar con todos. Parecía siempre envuelto en una atmósfera de esperanza y valor que hacía de él una bendición en todo lugar.
¿Sabías que esta historia es real? Es la descripción que hace Elena de White sobre el niño Jesús en el libro El Deseado de todas las gentes. ¡Sin dudas él fue la bondad en persona! Ahora, piensa en esto: ¿Se podría usar la misma descripción para hablar de ti? ¿Eres una bendición para los demás? ¿Disfrutas de ayudar a todos? ¿Alegras con tu presencia a los tristes?
No te desesperes si te falta mucho para ser como Jesús. La bondad es algo que cultivamos toda la vida. Y Dios hizo provisión para que todo niño que quiera, pueda llegar a ser bondadoso como él. ¡Pídeselo hoy en oración!
Gabriela
(Basado en el capítulo 7 de DTG: “La niñez de Cristo”, pp. 49-55.)