Miércoles 05 de Abril de 2023 | Matutina para Menores | El altar del incienso

El altar del incienso

“Todas las mañanas, a la hora de preparar las lámparas, Aarón quemará incienso aromático sobre este altar” (Éxodo 30:7).

El altar del incienso era de madera de acacia y estaba recubierto de oro. Era el mueble más alto de los tres del Lugar Santo. Medía 92 centímetros de alto y 46 tanto de largo como de ancho. Sobre este altar se quemaba el incienso todas las mañanas y todas las tardes. Podemos imaginar el aroma tan especial que se esparcía por todo el ambiente, pues Dios nos demuestra que es un excelente perfumador: él mismo le indicó a Moisés cuáles serían los ingredientes para producir esa fragancia (Éxo. 30:34-38). Era un perfume especial y nadie podía falsificarlo.

La enseñanza más importante que podemos aprender de este mueble tiene que ver con la importancia de la oración. Lo primero que debemos hacer cada mañana al despertar es orar a Dios; y lo último que debemos realizar por las noches antes de dormir es orar. Así como el altar era un lugar exclusivo para el incienso y nada debía reemplazarlo, nada puede ocupar el lugar de la oración para comunicarnos con Dios. Además, así como Dios especificó los ingredientes que componían el incienso, también nos dio las características de la oración: cuando oramos podemos alabar, agradecer, reconocer nuestros errores y pedir perdón, interceder, colocar en las manos de Dios nuestros planes y desafíos, aceptar la voluntad divina y pedir todo en el nombre de Jesús.

Los personajes bíblicos siempre relacionaban la idea del incienso con la oración. David dijo: “Sea mi oración como incienso en tu presencia, y mis manos levantadas, como ofrenda de la tarde” (Sal. 141:2). Siempre que el sacerdote ofrecía incienso a Dios, las personas oraban, no importa donde estuvieran. Esa costumbre se siguió por lo menos hasta el tiempo en que nació Juan el Bautista (Luc. 1:8-10).

Si quieres experimentar la compañía de Dios siempre, ora siempre. No importa qué estés haciendo, conversa con Jesús como conversas con un amigo. El apóstol Pablo escribió: “Oren en todo momento” (1 Tes. 5:17). “Oren en todas partes” (1 Tim. 2:8).

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