Miércoles 06 de Julio de 2022 | Matutina para Jóvenes | El testimonio silencioso

El testimonio silencioso

«Entonces dijo el rey a Hazael: “Toma un regalo y vete a ver al profeta. Pídele que consulte al Señor para saber si sobreviviré a esta enfermedad”». 2 Reyes 8: 8

Si Dios me concediera el privilegio de contestarme cualquier petición, no dudaría en pedirle que me conceda el don de sanidad. Vivimos en un mundo lleno de tristeza y dolor, producto de la enfermedad y ¡cuánto me gustaría poder aliviar el sufrimiento de los que están enfermos!

Recibí una llamada de la Presidencia de la república. Una madre preocupada por su hija, que tenía linfoma de Hodgkin, les había escrito pidiendo ayuda. La esposa del presidente se solidarizó y le rogó a su esposo que se interesaran por ellas. Decidieron ayudar, pero querían encontrar una institución benéfica seria, comprometida y compasiva que atendiera a aquellas dos damas. Entonces, uno de los ministros dijo que la única entidad que podría hacer ese trabajo con honestidad era ADRA, de la Iglesia Adventista. Nos asignaron el caso con la recomendación de no hablar absolutamente nada de religión y aceptamos porque «el Salvador dio su preciosa vida para establecer una iglesia capaz de atender a los que sufren, a los tristes y a los tentados. Una agrupación de creyentes puede ser pobre, inculta y desconocida; sin embargo, en Cristo puede realizar, en el hogar, en la comunidad y aun en tierras lejanas, una obra cuyos resultados alcanzarán hasta la eternidad. (Elena G. de White, El ministerio de curación, p. 63).

La familia se puso feliz cuando nos vio en su casa. Después de varios meses de atención, me sorprendió que un día, al llegar a su hogar, la madre me dijera:

—Pastor, ¿cómo puede mi familia ser adventista?

Por supuesto, evadí la pregunta y cambié el tema, pero me quedó la preocupación de cómo supieron que yo era pastor adventista. En otra ocasión, me pidieron que las llevara a la iglesia, y no pude negarme. La pasaron muy bien en la iglesia aquel sábado y, de allí en adelante, no faltaron más. Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para acompañar a esta familia en todo el proceso. La atención desinteresada les hizo enamorarse de Jesús y tuve el privilegio de bautizar a toda la familia.

¡Qué alegría y satisfacción me da poder brindar sanidad física y espiritual! Hoy tú también puedes ser un instrumento de @Dios para llevar salud y restauración a otros.

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