Miércoles 11 de Enero de 2023 | Matutina para Jóvenes | DAFO

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DAFO

Te amo, Jehová, fortaleza mía. Salmo 18:1.

Se denomina análisis DAFO a una metodología que estudia cómo se encuentra una empresa o un determinado proyecto. La sigla deriva de las cuatro características de ese estudio: debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Analizar estos factores permite saber la situación en la que se está. Es una herramienta muy clara, y ha llegado a ser empleada por diferentes colectivos.

David, al escribir el salmo 18, acababa de salir de una situación muy complicada que casi le cuesta la vida. Estoy seguro de que, como hombre reflexivo, se detuvo a analizar las circunstancias en las que se hallaba. Tenía muchas debilidades, empezando por ese temperamento apasionado y visceral que tantas veces lo perdía. Sus seguidores eran unos proscritos, y habitaban en espacios de zorras y serpientes. Las amenazas futuras eran, nunca mejor dicho, de muerte. Nadie quiere perder la vida, y David tampoco lo quería. Entonces, meditó sobre sus fortalezas. No residían en sus condiciones personales ni en las de su equipo. Tampoco en las coyunturas socioeconómicas. Mucho menos, en sus posibilidades de salir victorioso de ese trance. Y lo comprendió. Nada, absolutamente nada, se puede oponer a nosotros si estamos del lado de Dios. Esa fortaleza es tan inmensa que todas las adversidades se anulan. A partir de ese factor, se multiplican las oportunidades, porque para Dios no hay nada imposible.

Tras el análisis, llegó el verso: “Te amo, Jehová, fortaleza mía”. ¿Por qué? Porque David comprendió su gran debilidad, lo impotente que era ante las presiones, el poco interés que despertaba, y sin embargo, Dios insistía en asociarse con él. Comprendió que dicha asociación no es mercantilista para el Señor, sino afectiva. Y el amor engendra amor. Esa comprensión no solo genera ese amor sino, además, proyecta la máxima confianza, la de la fortaleza divina hecha personal, apropiada. David llegó a exclamar: “¡Viva Jehová y bendita sea mi roca! Y enaltecido sea el Dios de mi salvación”.

Dios quiere ser tu socio esté como esté tu “negocio” espiritual. No le importa la situación porque su capital supera cualquier déficit que tengas. Solo espera que. tras conocerlo, empieces a quererlo. Cuando esto suceda, tomará la dirección de tu vida y, como buen líder, mejorará cada detalle de tu existencia. No dejarás de tener debilidades, al menos en esta Tierra. Tampoco te abandonarán las amenazas. Pero tendrás la tranquilidad de que te apoya el mejor aval que jamás haya existido. Una buena razón para amar.

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