Miércoles 13 de Octubre de 2021 | Matutina para Jóvenes | Nico y los loros

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Nico y los loros

“Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar” (Mat. 6:20, NVI).

Nico fue uno de mis alumnos más queridos. Con una sensibilidad y creatividad únicas, desafió mi capacidad de adaptar las clases para que él pudiera desarrollar más ese lado que tan bien se le daba y que muchas veces no combinaba con los ejercicios gramaticales de inglés tan estructurados en los libros. Una tarde, faltaron sus compañeros y, como hacía calor, decidimos tener la clase afuera. Nos sentamos en el porche de la academia y el piso fresco nos sostuvo mientras completábamos algunas tareas.

Como los dos nos distraíamos fácilmente, fue difícil no mirar de a ratos la calle y los árboles. Mientras él trabajaba, yo había estado observando unos loros. El bullicio que generaba esa bandada era imposible de ignorar.

“¿Qué están haciendo, Caro?”, me preguntó con curiosidad y familiaridad que nos unía por ser parte del mismo Club de Conquistadores. Varias veces habíamos visto a otros pájaros juntar ramitas del suelo y volar al árbol de encima para construir su nido, pero estos loros volaban tan lejos, que los perdíamos de vista. Era cierto que el árbol no era el más frondoso o alto del mundo, pero no lo hubiésemos considerado indigno de un nido. Aparentemente, los loros pensaban diferente.

Unos meses más tarde, salí de tarde a la chacra que queda detrás del templo de la universidad, que a su vez queda a unas tres cuadras de la academia donde habíamos estado sentados, y me encontré con el conocido bullicio de los loros. Solo que esta vez los vi en sus nidos, en los eucaliptus más altos del lugar. Y ahí entendí todo.

Quizás hoy tienes preguntas para las que vienes buscando respuestas hace meses, o tienes luchas desde hace años. Quizás hace mucho no dedicas tiempo a observar la naturaleza o a hablar con niños o adolescentes. Ambas cosas hacen bien. No tener respuesta para todo también hace.

Quizás esos nidos o loros no eran los mismos, pero me hizo pensar que muchas veces olvidamos la importancia de elegir bien nuestro hogar. Puede ser que otros no entiendan nuestra actitud, o que parezca que hay otras opciones más sencillas y al alcance, pero eso no debe preocuparnos.

Finalmente, los dilemas se resolverán. Finalmente, la elección de nuestro hogar en las alturas valdrá la pena… y también generará un bullicio difícil de ignorar.

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