Miércoles 15 Marzo de 2023 | Matutina para Adultos | “A todos los hermanos… los harán venir”

“A todos los hermanos… los harán venir”

“Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los harán venir, para que se presenten ante mí como una ofrenda” (Isaías 66:20, RVC).

Siempre me ha llamado la atención que a lo largo de la Biblia se percibe el fatal empeño de Satanás de hacer añicos las relaciones entre hermanos: Caín mató a su hermano Abel (ver Gén. 4); Esaú, sin ningún remordimiento, aseguró: “Yo mataré a mi hermano Jacob” (Gén. 27:41); Raquel, como era estéril, “tuvo envidia de su hermana” (Gén. 30:1); con respecto a José, sus hermanos “lo aborrecían y no podían hablarle pacíficamente” (Gén. 37:4). En fin, la lista sería muy larga.

En la revista The Atlantic se publicó un artículo que me ayudó a comprender un poco más por qué Satanás procura destruir la relación entre hermanos.⁵¹ De acuerdo a diversos estudios, con el paso de los años la relación entre los hermanos puede llegar a ser mucho más sólida que la relación con los padres, porque los padres mueren y los hermanos continúan siendo hermanos. El 82 % de los niños vive con sus hermanos, un porcentaje mucho mayor a los que conviven con su padre. El 75 % de las personas mayores de setenta años ya son huérfanos, pero siguen teniendo hermanos. Los que tienen una buena relación con sus hermanos durante la adolescencia son más empáticos, más sociales y más exitosos en lo académico. Por otra parte, si la relación con sus hermanos es mala, las personas son más propensas al consumo de alcohol, de drogas y a tener cuadros de depresión y ansiedad. El diablo, como buen conocedor de la psicología humana, sabe esto y ataca con firmeza ese pilar de la vida familiar.

Creo oportuno dedicar un poco más de tiempo al fortalecimiento de la relación de nuestros hijos con sus hermanos, ayudarlos a ser mejores hermanos, porque eso repercutirá para bien en su futuro. Que en nuestras casas “ninguno piense mal en su corazón contra su hermano” (Zac. 7:10).

Ya se acerca el momento cuando se cumplirá esta promesa: “Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los harán venir, para que se presenten ante mí como una ofrenda” (Isa. 66:20, RVC). Si vamos a vivir con nuestros hermanos por la eternidad, aprendamos a convivir con ellos aquí. Sería una interesante ofrenda que hacer a Dios y que hacernos a nosotros mismos.

51 Ben Healy, “The Science of Sibling Rivalry”, The Atlantic (noviembre de 2018), p. 32.

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