Sábado 13 de Agosto de 2022 | Matutina para Menores | Nena

Nena

“No os dejéis engañar: ‘Las malas compañías corrompen las buenas costumbres’ ” (1 Corintios 15:33).

Seguro te gusta ir a las tiendas de mascotas, ¿verdad? Cuando éramos novios, mi esposo y yo íbamos a visitar una que me encantaba. Un día vimos una conejita preciosa. Tenía las pestañas más largas que yo haya visto, y su pelito blanco y gris era suave como la seda. La compramos, y como todavía no nos habíamos casado, la conejita, a la que llamamos “Nena”, empezó a viajar del departamento de mi novio al mío, ¡que estaban a 100 km de distancia!

Pero, si has tenido alguna vez un conejito, seguro sabes qué traviesos son. Un día, Nena usó de baño la mochila de Nancy, mi compañera de departamento. Otro día, mi novio descubrió que su heladera no funcionaba… ¡Nena había mordido todo el cable! Me empecé a desesperar cuando la conejita comenzó a roer la tela de los sillones de nuestra nueva casa. ¿Qué podíamos hacer? Gracias a Dios, teníamos unos buenos amigos con un pequeño terreno. Ellos criaban varios animales, y se ofrecieron a adoptar a Nena. Me sentí triste cuando dejamos a nuestra conejita con sus nuevas hermanas, unas ocho gallinas, pero a los pocos días, Nena y las gallinas ya se llevaban muy bien.

Cuando volvimos de visita vimos algo increíble. ¡Nena se había convertido en gallina! “¿Qué?”, seguro dirás, “¡no puede ser!” Bueno, no tenía plumas, pero actuaba como si fuera una gallina. Cuando llegaba la hora de comer, picaba los granitos de maíz del piso, como una gallina. Y cuando llegaba la hora de dormir, se subía a los estantes del gallinero, y tomaba su lugar en medio de las gallinas. De tanto observar puras gallinas, Nena parecía ahora ¡una gallina más! ¡Cuán grande es el poder del ejemplo y de lo que observamos cada día!

Piensa con cuidado: “¿Qué estoy observando? ¿Con quién comparto mi tiempo?” Hay un dicho que dice: “Dime con quién andas, y te diré quién eres”. Si pasas el tiempo con amigos que dicen palabras groseras, que son irrespetuosos con sus padres, que piensan siempre en cómo perder el tiempo, o a quienes no les importa estudiar y tener buenas calificaciones, las probabilidades de que tú también te conviertas en ese tipo de amigo son muy altas.

Entonces, te doy un consejo: para ser excelente en esta vida, rodéate de amigos que quieran serlo también. Rodéate de amigos que te ayuden a estar más cerca de Jesús, y más cerca de lograr tus sueños en esta vida, ¡amigos excelentes, con quienes puedas llegar al cielo!

Cinthya

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