Sábado 26 de Febrero de 2022 | Matutina par Mujeres | Dios no te llama al éxito, sino a la fidelidad

Sábado 26 de Febrero de 2022 | Matutina par Mujeres | Dios no te llama al éxito, sino a la fidelidad

Dios no te llama al éxito, sino a la fidelidad

“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse” (Prov. 24:16).

Después de trabajar durante días en un nuevo proyecto misionero radial, mi jefe me llamó por teléfono para darme su opinión. Con delicadeza y honestidad, me dijo, básicamente, que debía empezar todo de nuevo. “No está peor que antes,” dijo, tratando de hacerme sentir mejor. “Estoy seguro de que el producto final será muy exitoso”. Llegué a casa deprimida, preguntándome si realmente tenía la capacidad de hacerlo o si mi jefe se había equivocado al elegirme para el proyecto.

¿Cómo puedes descubrir si estás basando tu vida en el éxito? Es sencillo: lo estás haciendo si te quedas atascada en el dolor y la decepción del fracaso. Si tu sentido de dignidad está basado en el éxito, vas a intentar no fracasar nunca. Como esto es imposible, evitarás correr cualquier riesgo que te exponga, escogiendo tareas que no te desafíen o renunciando ante la primera señal de adversidad.

Nelson Mandela, el famoso activista y abogado sudafricano, dijo: “No me juzgues por mis éxitos. Júzgame por las veces que me caí y volví a levantarme”. Hoy te recuerdo, y me recuerdo a mí misma, estas palabras. Los fracasos nos enseñan; no son tiempo perdido. Sacudirnos el polvo y volver a levantarnos después de otra caída nos hace crecer mucho más que el éxito.

Pero tan importante como volver a levantarse es reconocer que Dios nunca nos llamó a ser exitosas, sino fieles. Considera la vida de Juan, el Bautista. Al momento de su muerte, muy pocos lo habrían llamado. Sin embargo, Jesús dijo: “Entre los nacidos de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista” (Mat. 11:11, LBLA). El mundo aplaude el éxito, pero Dios aplaude la fidelidad. Juan el Bautista fue fiel hasta la muerte y Jesús lo aplaudió.

Quiero vivir con en el aplauso del Cielo como única meta. Quiero vivir de tal manera que un día pueda oír al Padre decir: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. (Mat. 25:23, LBLA).

Señor, ni la dulzura del éxito ni la amargura del fracaso me definen. La sangre de Cristo Jesús me define. En los días en que todo me sale mal, recuérdame que me llamaste a ser fiel, no exitosa. Y en los días en que las cosas me salen bien, recuérdame que la única gloria por la que vale la pena vivir es la tuya.

Esta entrada tiene un comentario

  1. Ingrid Toj

    Amén n, la sangre de Cristo me define

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